En estas fechas se presenta una gran interrogante en Wall Street, es si el brote inflacionario que afecta la economía estadounidense en momentos en que el país se recupera de la pandemia del coronavirus es algo temporal o el inicio de un problema grande, que puede poner fin a un período de enorme crecimiento que comenzó en marzo del 2020.
La ansiedad aumenta por el hecho de que hace más de una generación que Estados Unidos no soporta un período inflacionario fuerte y sostenido.
Lo que sí está claro es que el precio de la gasolina subió de 1,89 dólares el galón a 3,04 en un año. Y que los autos usados costaban en abril un 21% más que en el mismo mes del 2020.
Muchos economistas y la Reserva Federal dicen que nada de esto es preocupante. Están convencidos de que la subida de precios es un fenómeno pasajero. Si se equivocan, sin embargo, la economía podría sufrir un gran cimbronazo, que forzaría a la Fed a dar marcha atrás con una política de tasas de interés muy bajas, reduciendo la compra de bonos que da impulso a los mercados.
Parte del alza en la gasolina se debe también al ataque cibernético generado hace pocas semanas, sin embargo ya comienza a regresar a la normalidad el suministro de combustible en la costa este y centro de la nación norteamericana. /JU
Foto: AP News