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Ingeniero Julio Gutiérrez: “Problema de la turbidez del agua es producto de la desidia…»

Ingeniero Julio Gutiérrez: “Problema de la turbidez del agua es producto de la desidia…”

Para Julio Gutiérrez, vicepresidente del Colegio de Ingenieros del Estado Lara (CIEL), los problemas que se han venido afrontando en esta entidad federal, “y prácticamente en casi todo el país”, con la existencia misma y el suministro de agua potable no  es sino producto “de la desidia, la negligencia y la ineptitud con que ese primerísimo servicio público ha sido manejado en Venezuela durante las últimas dos décadas”.

Con el ingeniero Gutiérrez, quien es, además, especialista en la materia “aguas”, quisimos conversar a propósito de que, una vez más, se presenta en esta entidad federal el problema –en este caso- de la turbidez con que el agua ha estado llegando por tuberías, por cierto, a los ya pocos hogares larenses que tienen acceso al preciado líquido por esa vía.

Valga destacar que, en todo momento, tratamos de que esta conversación se desarrollara, fundamental y mayoritariamente, más desde el punto de vista técnico, que del político, al menos hasta donde se pudiera, y así lo entendió nuestro entrevistado, afortunadamente.

¿Qué es la potabilización…?

De entrada, quisimos conocer de boca de nuestro interlocutor qué significa en realidad el término “potabilización” del agua, que tan de moda se pone  cuando a la colectividad lo acechan problemas como éste, y  nos contesta:

-La potabilización es un proceso mediante el cual se cambia el agua, de su estado natural (también denominado “agua cruda”), a la condición de agua plenamente apta para el uso y consumo del ser humano, todo ello a través de unos cambios físicos, químicos y biológicos que deben tener lugar en una adecuada planta de tratamiento para ello destinada.

De seguidas, Gutiérrez se extendió en detalles íntimamente relacionados con la materia, a propósito de lo cual, entre otras apreciaciones, manifestó:

-En Venezuela existe una capacidad instalada para el tratamiento de aguas de aproximadamente 125.000 litros por segundo (lps), y, en el caso concreto del Estado Lara, estamos por el orden de los 7.250 lps de capacidad instalada.

Advierte Gutiérrez que el agua que requiere de ese tratamiento especial al que él se refiere es la que proviene de los embalses –o represas-, y recuerda que en el Estado Lara existen tres.

-Ellos son Los Quediches y Atarigua, que surten, respectivamente, a la parte media-baja y a la media-alta, de Carora, y el embalse de Dos Cerritos, que, a su vez, surte a El Tocuyo, Quíbor y al 80 por ciento de Barquisimeto.

-Por cierto, valga destacar que cada uno de estos embalses posee su propia planta de tratamiento del agua.

El proceso de potabilización

Abundando en detalles, refiere este experto que, una vez que se recibe el agua en cada una de las respectivas plantas de tratamiento, se inicia, o debe iniciarse, el proceso de potabilización con una serie de ensayos físicos, químicos y bacteriológicos en esa misma agua.

-Vale citar entre tales ensayos la medición de temperatura, PH, turbidez y la cantidad de elementos patógenos (es decir, que producen contagio), elementos que normalmente existen en el agua cruda.

-De estas mediciones, el respectivo ingeniero químico, en conjunto con sus analistas, establece la dosificación  requerida para proceder a un efectivo tratamiento del agua a su cargo.

¿Y qué elementos químicos se requieren para ese proceso? Bueno, los principales elementos químicos que se necesitan para ello son: El agente coagulante (Sulfato de Aluminio), que es, por cierto, el encargado de controlar la turbidez del agua, por un lado.

-Y, por el otro,  el gas cloro, que es el bactericida que elimina todo aquel elemento patógeno (la Escherichia Coli), que pueda generar en el agua la formación de algas, malos olores y problemas gastrointestinales en quienes la consuman, como pudieran ser  cuadros diarreicos, por ejemplo.

Adecuado abastecimiento    

-Por todo ello –recalca de seguidas-, considero que Hidrolara tiene que poseer un permanente y adecuado abastecimiento de estos químicos en las instalaciones de sus plantas de tratamiento, para garantizar un efectivo proceso operativo respecto de tal potabilización.

-Es lamentable, y por supuesto bastante triste, observar cómo, en reiteradas oportunidades durante las últimas dos o tres semanas, los habitantes de numerosas comunidades tanto de Barquisimeto como del interior del estado se quejan por el color turbio y por el mal olor que emana del agua que reciben en sus casas… cuando la reciben, por supuesto, 

-Circunstancias que, seguramente y por extensión -recalca-, derivan en enfermedades tales como los cuadros diarreicos a que antes hemos hecho referencia.

-Así las cosas, por supuesto que no es descabellado presumir que la hidrológica regional pueda estar suministrando agua que no cumple con las condiciones mínimas de potabilización, por no contar en forma permanente con los químicos ya mencionados.

Las lluvias: Excusa recurrente   

Cuando le comentamos a Gutiérrez  el hecho de que la explicación ofrecida a nivel oficial, incluso por boca del propio primer mandatario de esta entidad federal, para explicar el porqué de la turbidez del agua que ha venido suministrando Hidrolara en las últimos semanas, con sus respectivos cortes, por supuesto, es el de las torrenciales lluvias caídas en los últimos días en buena parte del estado, nos expresa:

-Bueno, no es la primera vez en estas últimas dos décadas que Hidrolara esgrime esa excusa, como para tratar de justificar lo injustificable.

-Y, si no, valga la comparación: La planta de tratamiento Ciudad de Barquisimeto está diseñada pata controlar cualquier alteración que, en épocas de lluvia, pueda originar la turbidez en el agua procedente del embalse de Dos Cerritos.

-De allí, precisamente, viene el argumento más contundente contra esa excusa: Debemos recordar que, en abril de 1.999, cuando el gobernador era Orlando Fernández Medina, cayeron sobre el Estado Lara, y especialmente sobre Barquisimeto, las más torrenciales lluvias de los últimos 50 años.

-Ello, por supuesto, originó desbordes e inundaciones a granel de diferentes cauces de agua, y, obviamente, el río Turbio no fue la excepción, pues recabó tanta agua, que ocasionó el derrumbe de tres enormes puentes de la avenida La Ribereña: El de Macuto y el de los dos ubicados en el distribuidor  Las Damas.

-Subsecuentemente, a su vez,  se originó allí el mayor pico de turbidez que haya afectado al citado embalse, pero, con todo y eso, el sistema de distribución de agua potable no se paralizó en ningún momento.

-Es decir, la planta de tratamiento siguió cumpliendo sin interrupción su función, para lo cual, como es lógico, se empleó una mayor cantidad de químicos, sin tener que paralizar el proceso de potabilización.

-¿Y por qué se obtuvo tan acertado logro? Pues simplemente por lo antes dicho: Porque se tenía a la mano una suficiente dotación de los químicos necesarios para evitarle a los barquisimetanos, y a los larenses en general, un percance tan incómodo y tan enojoso como éste por el cual están pasando ahora… 

Reinaldo Gómez
Fotos: Archivo El Informador

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