Una camioneta Chevrolet C-10 de 1983 es el caballo de batalla en el negocio de Argenis Ron, quien alquila diferentes equipos y enseres para fiestas. Él la usa para transportar sillas, carpas y mesas a reuniones a lo largo y ancho de toda Caracas.
La pintura era blanca y es ahora amarillenta y el chasis muestra señales de óxido y algunas abolladuras. El odómetro ya estaba roto cuando él la compró hace 12 años. Y con el negocio ganando fuerza a medida en que la pandemia pasa, Ron está registrando más kilometraje, pero haciendo más visitas al mecánico.
“Cuando los mecánicos solicitan repuestos uno tiene que conseguir los repuestos y se hace el esfuerzo por buscarlos de la mejor calidad”, dice Ron. “Uno no lo puede negar, porque la camioneta te da ese recurso para obtener el bendito dinero”.
Es tolerante sobre la necesidad de seguir reparando su vieja camioneta: “No es como los carros actuales, que son con computadora y tienen muchas cosas a nivel de sistema. Y estas digo que son fieles y más confiables, porque no son más que gasolina, cambio de aceite y agua”.
Personas como Ron están manteniendo a los mecánicos de esquina en Caracas y en el interior del país, tratando de sacarle más a los vehículos viejos en un país donde el mercado de autos nuevos se desplomó y donde pocos pueden pagar para adquirir otro coche usado en mejores condiciones.
Es de hacer notar que la industria automovilística en el país produjo apenas ocho camiones el año pasado y ningún coche, de acuerdo con la Cámara Automotriz de Venezuela. En su momento pico en el siglo, en el período 2006-2007, unos 172.000 vehículos salieron de plantas operadas por Ford, General Motors, Toyota, Mitsubishi, Hyundai, Chrysler y otros. En 2007 se llegó a ensamblar 437.675 unidades
Las importaciones no han cubierto ese vacío. En 2021, solamente 1.886 vehículos ligeros nuevos fueron vendidos en Venezuela, de acuerdo con cálculos de LMC Automotive, una firma consultora. Eso fue aproximadamente el doble de la cifra de 2020.
Años de hiperinflación destruyeron gran parte de la clase media que una vez pudo al menos soñar con un auto usado, dejando el salario mensual promedio en menos de 100 dólares. Esa inflación, combinada con los controles gubernamentales creados para frenarla, significó que los bancos no ofrecieron préstanos para automóviles.
Otro caso es el de Eduardo Ayala con su Nissan Sentra 1999, que estaba siendo sometido a una cirugía mecánica en un taller en el oeste de Caracas. “Ese carro no fue que yo lo escogí, fue que tenía el dinero para ese carro”, expresó Ayala. “Quisiera comprarme una Grand Vitara, por lo menos 2005, (pero) tienes que también ajustar tu economía hasta donde tú puedas”.
Elvis Hernández encontró el problema que había dejado a Ayala varado en una autopista un día antes: había fallado un distribuidor de encendido, de apenas un mes.
“La gran mayoría no tiene dinero para comprar un carro, esa es la verdad de las cosas. Entonces prefieren reparar el que tienen”, agregó Hernández. Vehículos de alto kilometraje recorren los caminos en Venezuela, chupadores de dinero, muchos de ellos vendidos antes de la transformación socialista lanzada por el entonces presidente Hugo Chávez al comienzo del siglo, sin embargo en su momento el referido mandatario lanzó el plan “Venezuela Móvil”, el cual colocaba las tasas fijas por tres años en la compra de vehículos nuevos.
Venezuela cuenta con una de las mayores reservas mundiales de petróleo y en algún momento tuvo la clase media más próspera en Latinoamérica y las ventas de autos estaban en auge, pero una compleja crisis social, económica y humanitaria comenzó a mediados de la década de 2010, agravada por la caída de los precios del crudo, sanciones económicas y otros factores.
En 2020, alrededor de nueve de cada 10 familias que una vez fueron de la clase media habían caído en la pobreza, de acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo. Un índice muestra que el ingreso mensual de esos hogares de clase media cayó del equivalente de 830 dólares en 2012 a 195 dólares en 2020.
Lo cierto es que algunos venezolanos han usado YouTube para conseguir instrucciones sobre cómo reparar sus vehículos.
En algún lugar en Caracas hay un Honda Civic con un tubo de PVC sirviendo de manguera y un pedazo de madera sosteniendo la batería. Se descompuso en la autopista tras un fin de semana, dejando varados a sus cuatro ocupantes, en traje de baño y forzándolos a improvisar en medio del calor. Otros aún se las arreglan para conseguir suficiente dinero para contratar a expertos de diversos niveles. El promedio de los autos que recorren las calles de Venezuela es del 2000 al 2005 e incluso la flota de vehículos de transporte es de al menos 25 años, según datos aportados por sindicatos del área.
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