Para el abogado José Gregorio Zaá, docente universitario de pre y de posgrado, la medida de reforma al Poder Judicial -o al sistema judicial- en Venezuela hecha por el presidente de la república, Nicolás Maduro, “es una verdadera barrabasada y el atentado a la Constitución más grande de todos los tiempos”.
-Pero, además, demuestra que, en estos momentos, el sistema judicial en Venezuela está sencillamente en ruinas.
Zaá, profesional de vasta cultura del derecho, especialmente en la rama constitucional, es, además, dirigente regional de Voluntad Popular (VP), a quien EL INFORMADOR VENEZUELA consultó acerca de lo que anunció hace dos días el primer mandatario en torno a una “reforma radical” del sistema de justicia en Venezuela.
En su anuncio, Maduro informó, además, que, para tal cometido, había encargado a una comisión por él designada, encabezada por Diosdado Cabello y Cilia Flores, primera dama de la república esta última, todo ello en aras “de una justicia plena y gratuita para el pueblo”.
-De paso –agregó Zaá-, todo ello se produce, por ironía, en el marco del Día del Abogado que estamos celebrando hoy miércoles, precisamente, recibiendo ese anuncio presidencial, que, a mi juicio, no es sino una verdadera bofetada a la justicia.
“Podrido y turbio…”
A juicio del entrevistado, “esa decisión de Maduro no es sino reconocer lo podrido y lo turbio en que navega el Poder Judicial en Venezuela, aún incluso a 22 años de esta ‘revolución bonita’ que ellos hipócrita y constantemente aluden, en ese lenguaje fariseo muy propio de estos seudorrevolucionarios”.
Aseveró más adelante que todo país, toda sociedad, que se precie de tal debe tener en si misma, por encima de todo, una sana administración de justicia.
-Es decir –recalcó-, un Poder Judicial sólido, autónomo, de una fortaleza académica indubitable, y cuyos jueces hayan accedido a sus cargos en inobjetables concursos de oposición.
-Pero gracias a que, desde hace algunos años para acá, los jueces son designados a dedo, sin más requerimientos que el ser afiliados, o afines, al gobierno o al partido de gobierno, ésa es ahora una de las tantas razones por las cuales el Poder Judicial venezolano se halla en ruinas, algo que también, de alguna manera, está reconociendo Maduro.
Falencias desde la cabeza
-Y cuando digo que son muchas las falencias de este Poder Judicial -enfatizó-, es que son muchas. Muchísimas.
-Incluso, desde hace ya algunos años, las fallas y desviaciones vienen desde la cabeza, cuando tenemos como presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a un Mikel Moreno, quien está cuestionado desde el punto de vista ético y procesal.
-Tenemos a Juan José Mendoza como presidente de la Sala Constitucional, y a Calixto Ortega, como presidente de la Sala de Casación, ambos de muy escasa formación, pero sí de mucha fidelidad “al proceso”.
-Asimismo, tenemos a una Gladys Gutiérrez, ex presidenta del TSJ, quien salió de allí por la puerta de atrás, y ahora no es sino un “comodín” judicial.
-Y también tenemos allí a una Indira Alfonzo, cuya presencia como presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) implicaba de hecho una renuncia a su condición de miembro del TSJ, pero, sin embargo, regresó allí nuevamente, y simplemente no pasó nada.
-De paso –añadió-, le dieron la responsabilidad de esta tal “reforma radical” a “un par de joyas”, como lo son Diosdado Cabello y Cilia Flores.
-Pues bien, resulta que el primero sabrá mucho de cuestiones militares, y la segunda, incluso como abogada, no tiene ninguna trayectoria, y posee muy poca formación académica.
-Ella, por ejemplo, estoy seguro que no conoce figuras jurídicas tales como el cohecho, el contubernio, la concusión de intereses y la prevaricación, pero, por supuesto, es digna representante del proceso.
-Por cierto, valga destacar que ni Maduro ni Cabello ni Cilia se han tomado la molestia de decir qué es lo que van a reformar y cómo lo van a reformar, y –tal vez lo más importante- de quiénes se van a asesorar o a quiénes van a consultar.
Aparecerán nuevas “tribus judiciales”
-Y eso lo digo –recalcó el jurista- porque todo el mundo sabe que las reformas fundamentales que ellos han implementado en estos 22 años de “revolución” lo han hecho es a escondidas, como quien dice, entre gallos y medianoche, atendiendo casi siempre a sus intereses y fines políticos.
-Pero es que también, si la intención de verdad es sana, entonces igualmente hay que reformar el Ministerio Público y la Defensa Pública, en los que hay también muchos vicios, porque, si no, esa tal reforma “radical” al sistema judicial va a quedar “chucuta”.
-Todo eso, cuando se haga realidad, lo que va a implicar, de paso, es sencillamente la aparición de nuevas “tribus judiciales” –aparte de las que ya hay-, vinculadas al ámbito político, tales como las que hubo durante la “cuarta república”, y que ellos, por cierto, tanto denunciaron y tanto combatieron.
Reinaldo Gómez
Foto: Getty Images