El papa Francisco viaja este domingo a Canadá para, sobre todo, pedir perdón a las comunidades indígenas por los abusos que sufrieron en los internados católicos. La visita se extenderá hasta el 29 de julio
El Santo Pontíifce ha tenido problemas de movilidade debido a un dolor de rodilla que le habían obligado a cancelar otros viajes.
El máximo líder de la iglesia católica reapareció este viernes en silla de ruedas ante la imagen de la virgen “Salus Populi Romani” en la basílica de Santa María la Mayor en Roma, un gesto habitual antes de sus viajes.
Por ello, todo indica que el papa se ayudará con la silla de ruedas para moverse en este viaje que ha sido organizado teniendo en cuenta esta posibilidad y, además, se limitarán todos los actos a una hora para evitar que se canse demasiado, según explicaron los obispos canadienses.
Ante las preguntas de los periodistas sobre cómo influirá la salud del papa en esta visita, el portavoz vaticano, Matteo Bruni, respondió: «Se irá viendo momento por momento, dependiendo de la situación. No vamos a hacer previsiones».
Un viaje para pedir perdón
“Un peregrinaje penitencial”, así lo definió Francisco el pasado domingo durante el rezo del ángelus, pues el motivo principal de esta visita responde a la petición de las comunidades indígenas para que el representante de la Iglesia católica les visitase y pidiera perdón en sus tierras por las vejaciones, abusos y torturas que sufrieron durante los llamados procesos de asimilación ordenados por el Gobierno canadiense desde mediados del siglo XIX hasta finales de los años 90 del pasado siglo.
Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, se crearon 139 escuelas financiadas por el gobierno y administradas la mayor parte por la Iglesia Católica en la que se internaron a alrededor de 150.000 niños indígenas que fueron separados de sus familias, obligados a abandonar sus idiomas, tradiciones y cultura.
En estos internados sufrieron abusos de todo tipo y se ha estimado que más de 3.000 niños murieron por enfermedades provocadas por las condiciones en las que vivían de hambre, hacinamiento y falta de higiene. Fueron enterrados en fosas comunes sin ninguna identificación.
Los representantes de los indígenas canadienses – las primeras naciones, los inuit y los métis – que visitaron en abril al papa se mostraron conmovidos por las palabras de Francisco, pero en general las poblaciones originarias esperan mucho más que una frase de perdón durante esta visita.
Agenda volcada en la cercanía a los indígenas
El papa llegará este domingo al aeropuerto de Edmonton después de un vuelo de 10 horas y media y está previsto que a su llegada sea recibido por la gobernadora general Mary Simon, la primera indígena en ocupar este cargo, y Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. Después descansará toda la jornada como hizo Juan Pablo II cuando llegó a Strawberry Island, en Ontario, hace 20 años.
El día siguiente se trasladará a Maskwacis, donde surgió uno de estas grandes internados y tras rezar en uno de los cementerios será recibido por los ancianos de los pueblos originarios y pronunciará el primero de sus nueve discursos, que ha elegido hacer en español.
También visitará la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos donde se dirigirá a los pueblos originarios, que representan aproximadamente 1,7 millones de personas, un 5 % de los 38,8 millones de habitantes de Canadá.
El 26 de julio, la fiesta de Santa Ana, celebrará misa en el estadio de la Commonwealth, y por la tarde presidirá una oración en el Lago Santa Anna, el más grande de la provincia de Alberta, un lugar de gran espiritualidad para los pueblos aborígenes y donde se fundó una misión que estableció una importante relación entre los indígenas y el catolicismo.
Posteriormente, se trasladará a Quebec para reunirse con las autoridades y donde celebrará misa en el Santuario Nacional de Sainte-Anne-De-Beaupré y presidirá las vigilia en la basílica de Notre-Dame para los católicos de este país que son cerca del 44 por ciento.
El último día, Francisco afrontará el viaje más lejano que ha realizado un pontífice: A Iqaluit, que en lengua inuktitut, significa “lugar de muchos peces”, ubicada a 186 millas al sur del Círculo Polar Ártico, y hogar de la comunidad inuit más grande de Canadá, unas 4.000 personas, mientras que viven cerca 8.000 habitantes en total.
Allí, en la escuela primaria Nakasuk, Francisco mantendrá un encuentro privado con exalumnos de los internados y por la tarde también se reunirá con los jóvenes indígenas en el patio de este colegio.
Unión Radio/EFE