El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, rechazó categóricamente las acusaciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien calificó al Canal de Panamá de «estafa» y sugirió la posibilidad de exigir su devolución a Estados Unidos. Las declaraciones, realizadas a través de su plataforma Truth Social, han tensado las relaciones entre ambos países a menos de un mes de la investidura de Trump como nuevo presidente estadounidense.
Un activo estratégico bajo ataque verbal
En un video publicado en la plataforma X, Mulino defendió la soberanía de Panamá sobre la vía acuática, una de las infraestructuras más importantes para el comercio mundial. “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y sus zonas adyacentes es parte de Panamá y lo seguirá siendo”, declaró con firmeza. Además, negó que los peajes cobrados a los buques, incluidos los estadounidenses, sean «ridículos» o inflados, como habría señalado Trump.
El Canal, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, está administrado por la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y genera ingresos significativos para el país. Según datos recientes, la ACP depositó USD 2.500 millones en el tesoro nacional en el último año fiscal.
La sombra de China en el debate
Trump insinuó que el canal está «cayendo en las manos equivocadas», sugiriendo una creciente influencia china en la región. Sin embargo, la realidad es diferente: aunque una subsidiaria de CK Hutchison Holdings Ltd., con sede en Hong Kong, opera dos puertos cercanos al canal, el control del mismo sigue siendo exclusivamente panameño, en cumplimiento con la Constitución del país.
Desde 2017, cuando Panamá rompió relaciones diplomáticas con Taiwán y reconoció a la República Popular China, las inversiones chinas han aumentado en la región, lo que ha generado preocupaciones en Washington. Sin embargo, Mulino subrayó que ni China ni ningún otro país ejercen influencia sobre las decisiones operativas del canal.
Tratados y soberanía: ¿un punto de inflexión?
El control del Canal de Panamá fue devuelto al país centroamericano hace 25 años mediante los Tratados Torrijos-Carter, firmados en 1977. No obstante, el tratado de neutralidad firmado entre ambas naciones permite a Estados Unidos intervenir militarmente para garantizar el tránsito libre y neutral por el canal en caso de amenaza. Este punto fue señalado por Mulino, quien aseguró que Panamá cumple con todas las disposiciones de neutralidad establecidas en los acuerdos.
Reacciones internacionales y el futuro del Canal
La comunidad internacional observa con atención esta nueva polémica. El Canal de Panamá, una infraestructura estratégica de 82 kilómetros, ha sido un punto crítico para el comercio global, especialmente en medio de las restricciones causadas por una prolongada sequía que afecta al país.
Aunque Trump prometió a su base conservadora que esta «estafa» terminará, las posibilidades legales para que Estados Unidos retome el control del canal parecen limitadas. En un tono desafiante, Mulino reafirmó que la soberanía panameña no está en juego: «La independencia de nuestro país no es negociable».
El enfrentamiento entre ambos líderes podría marcar un nuevo capítulo en las relaciones entre Panamá y Estados Unidos, con posibles implicaciones para el comercio mundial y la geopolítica regional.