El despliegue del portaviones indio, INS Vikrant en el mar Arábigo, y los preparativos para un ensayo de misiles en la misma zona, por parte de Pakistán, tensionan aún más la situación entre ambas naciones nucleares que han suspendido visados, expulsado diplomáticos y cerrado fronteras comunes, a raíz del atentado que causó la muerte de 26 civiles en la Cachemira (India), del que Nueva Delhi culpa a Islamabad.
El martes 22Abr, al menos tres hombres armados, según la policía india, abrieron fuego contra turistas en la localidad de Pahalgam, en las estribaciones del Himalaya, matando a 25 indios y a un nepalí.
Fue el ataque más mortífero contra civiles en el territorio administrado por India, de mayoría musulmana, desde el año 2000.
El primer ministro indio, Narendra Modi, prometió perseguir «hasta el fin del mundo» a los autores del atentado y a sus cómplices.
Por su parte, Pakistán negó toda responsabilidad, y su Comité de Seguridad Nacional no tardó en responder recíprocamente las medidas de su vecino.
Las medidas de India incluyen la suspensión del tratado de 1960 para compartir las aguas del río Indo que, en teoría, divide el agua entre los dos países.
En respuesta a la decisón de India, Pakistán anunció el jueves 23Abr que tomaría «medidas firmes» ante cualquier intento de su vecino de reducir su suministro de agua del río Indo, lo cual sería considerado un «acto de guerra».
Islamabad teme desde hace tiempo que India restrinja su acceso al agua por lo que este tema es la principal manzana de la discordia entre ambos países, en tanto la región está gravemente amenazada por la sequía y el cambio climático.
El ataque de este martes ha sido reivindicado por el grupo Frente de Resistencia, célula de la organización terrorista Lashkar-e-Taiba (LeT). India ha acusado en varias ocasiones a Pakistán de respaldar a diversos grupos armados en Cachemira, región en disputa desde 1947 y por la que se han enfrentado en dos de las tres guerras que han mantenido desde su independencia de Reino Unido.
Fotoportada: Xinhua