Tras el truncado inicio de la MLB en Washington entre Yankees y Nacionales por una tormenta eléctrica, a segunda hora, los Dodgers de Los Ángeles ganaron cómodamente 8-1 a los Gigantes de San Francisco, para abrir la temporada con buen pie y dar aviso de que son los favoritos de ganar la serie mundial.
En California, el clima no iba a ser inconveniente para jugar pelota, pero la ausencia de Clayton Kershaw iba a preocupa al conjunto Angelino, retirado del partido unas horas antes de su inicio para ser colocado en la lista de lesionados por molestias en la espalda. No obstante, Johnny Cueto y el emergente Dustin May dieron un gran espectáculo en el diamante de Dodger Stadium, cuyas tribunas lucieron llenas de cartulinas con imágenes de sonrientes aficionados.
San Francisco hizo una en la tercera, acto siguiente los Dodgers igualaron en la cuarta. Cumpliendo las expectativas de la temporada, Cueto retiró cuatro innings y May 4.1; el bullpen tomó el control del partido.
En la séptima los Dodgers definieron el juego, destapándose con cinco carreras (cuatro de ellas ante el endeble relevo de Tyler Rogers) para marcar el destino del encuentro.
Kiké Hernández fue el más destacado por los Dodgers, se fue de 5-4, con par de anotadas y cinco producidas, fue el artífice de la primera victoria de los angelinos.
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