AP.- Daixy Agüero mantiene la cabeza alta cuando los estudiantes se sorprenden de ver a su maestra vendiendo artículos de maquillaje en un mercado callejero de fin de semana en Caracas. Agüero dijo que sólo así puede completar los ingresos que recibe como maestra.
Un 40% de los docentes en Venezuela han abandonado sus escuelas en los últimos tres años, de acuerdo con un sindicato que los representa. Están huyendo de los bajos salarios y de aulas en pésimo estado.
Agüero y otros maestros han mantenido su lealtad a la enseñanza en medio de la crisis en el país.
No han perdido su pasión por la docencia mientras efectúan otras actividades para mantener a sus familias. Agüero dijo a sus alumnos de kínder no sentirse avergonzada de que la vieran cuando pregonaba lápiz labial, delineador y crema facial.
“Yo les digo hay que trabajar”, afirmó. “Hay que estudiar”.
Miles de docentes venezolanos ventilaron sus frustraciones con una huelga de dos días que concluyó el miércoles en demanda de mejores condiciones laborales, como sueldos justos y reparaciones urgentes a las escuelas. Los maestros de 17 de los 23 estados de Venezuela suspendieron clases y centenares participaron en algunas protestas, mientras que otros, según los organizadores, permanecieron en las aulas por temor a ser castigados o despedidos.
En Caracas, frente al Ministerio del Poder Popular para la Educación, manifestantes portaban pancartas en las que criticaban al presidente Nicolás Maduro, de quien decían ha decepcionado al país, así como a la próxima generación porque no se le garantiza una educación adecuada.
“Estamos movilizados en defensa de la calidad educativa de nuestros estudiantes, en defensa de que todos podamos tener un salario que nos permita vivir con dignidad”, dijo Griselda Sánchez, coordinadora de la Coalición Sindical del sector educativo.
Debido a la crisis, 40% de los 370.000 maestros activos de Venezuela han abandonado las aulas desde principios de 2017, según cifras sindicales. Muchos se cuentan entre los más de 4 millones de venezolanos que han emigrado en busca de una vida mejor.
A pesar de tener las reservas de petróleo más grandes del mundo, Venezuela produce hoy menos de 20% de su nivel máximo de extracción de crudo que tenía cuando el difunto presidente Hugo Chávez emprendió su revolución socialista en 1999.
El dirigente opositor Juan Guaidó, apoyado por Estados Unidos, ha fracasado en lo que va del año en su intento de derrocar a Maduro, sucesor de Chávez, o para hacerlo que ceda. Maduro mantiene firme su control del poder con apoyo de las fuerzas armadas y decenas de aliados internacionales, como China, Rusia y Cuba.
Mientras las pugnas políticas persisten sin visos de un pronto fin, los maestros y autoridades escolares afirman que el número de estudiantes está disminuyendo, los recursos se están reduciendo y las pagas cubren a duras penas las necesidades básicas de sus hogares.
Los nuevos docentes ganan al mes un sueldo mínimo equivalente a unos cuántos dólares, aunque sus pagas se duplican y triplican según sus años de antigüedad.
El ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, habló el martes en una conferencia de prensa transmitida a nivel nacional sobre los avances del partido socialista para la unidad de los trabajadores, sin mencionar la huelga de docentes ni sus inconformidades.
Las autoridades aumentaron en fecha reciente el salario mínimo y bonos en más de 350% para que alcanzara un equivalente mensual de 15 dólares. Sin embargo, los analistas dijeron que la hiperinflación evaporará los sueldos y los trabajadores enfrentarán de nuevo dificultades para comprar sus artículos básicos. El Fondo Monetario Internacional calcula que la inflación en Venezuela alcanzará 200.000% este año.
“Este es el único país donde nadie se contenta cuando hay un aumento salarial”, afirmó la maestra María Carrillo. Los docentes exigen pagas mensuales equivalentes a entre 500 y 600 dólares.
Sin embargo, no sólo los maestros están desertando de las escuelas.
Erika Tortosa, directora en la escuela pública Jermán Ubaldo Lira, en el vecindario caraqueño de Minas, dijo que hace cinco años tenía unos 1.000 alumnos en la escuela, ubicada en lo alto de una colina. Ahora tiene unos 200 alumnos debido a la emigración de familias.
A fin de enfrentar la disminución de alumnos, la escuela canceló hace dos años el cuarto grado, para lo que envió a los alumnos restantes de ese nivel a una escuela cercana. Después, el año pasado, hizo lo mismo con el quinto grado, y Tortosa señaló que este año ya no hay sexto grado.
Los docentes aseguran que debido al mal estado de los pupitres los alumnos carecen de un lugar adecuado para estudiar, además la iluminación no funciona y los planteles carecen de un suministro suficiente de agua, problemas que no son ajenos a los habitantes de gran parte del país.
Tortosa también ha tenido dificultades para encontrar suficientes maestros.
“Hay muchos docentes que sí se han ido del país”, afirmó. “No todo el mundo puede realmente soportar la situación con la crisis que está pasando actualmente el país”.
Agüero, de 56 años, dijo verse en la necesidad de vender maquillaje a pesar de ganar al mes el doble del salario mínimo por su antigüedad de cinco años. Su paga no le alcanza para comprar todos sus comestibles, apuntó.
Productos básicos como un frasco de mayonesa o una botella de jugo pueden costar el equivalente a dos dólares, devorándole su paga de docente.
Así que Agüero se levanta temprano los fines de semana y se echa al hombro una mochila pesada con ayuda de su hijo. Lleva sus cosméticos y una mesa portátil al mercado.
El trabajo extra permite a la maestra aumentar sus ingresos. Agüero afirma que todo valió la pena cuando regresa a clases con alumnos, afirmó.
“Parece algo insólito… pero es una realidad “, afirmó Agüero. “Y con todo eso uno viene a trabajar y uno lo hace con amor y esfuerzo”.