Carolina Jaimes Branger nos habla, en entrevista exclusiva para El Informador, de su nueva obra: “Aquello que no se dice”
En un contexto en el que la memoria y la historia familiar parecen desvanecerse frente a los retos del presente, Carolina Jaimes Branger nos regala una novela que indaga profundamente en la sociedad venezolana de principios del siglo XX. Con una narrativa íntima y reveladora, “Aquello que no se dice” expone las dinámicas ocultas de una familia de clase alta, a la vez que denuncia comportamientos sociales que, aunque anclados en el pasado, aún resuenan en la Venezuela actual.
Jaimes Branger, periodista y escritora, ha desarrollado una sólida carrera en la investigación histórica y la crítica social. Nacida en una familia profundamente conectada con la política y la cultura venezolana, creció rodeada de relatos y personajes que nutrirían su visión crítica sobre las clases sociales y su lugar en la historia. Su nueva obra está impregnada de esas vivencias y la inspiración que surgió de su infancia, de cuando, como ella misma describe, escuchaba a escondidas las conversaciones prohibidas de los adultos: «Hubo cosas que entendí fue con el tiempo», confiesa la autora.
Un retrato de la hipocresía
“Aquello que no se dice” se centra en la familia Alcántara Valderrama, una poderosa familia de la élite venezolana durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, un período que Jaimes Branger conoce bien por su profunda investigación y, sobre todo, por las historias que le fueron transmitidas por su familia materna, firmes defensores del gomecismo. La autora señala que, para muchos, Gómez fue un dictador, pero en su hogar se escuchaba otra versión, lo que la llevó a investigar las dos caras de esa época.
El eje temático de la novela, sin embargo, trasciende la política para adentrarse en los espacios más íntimos de la vida familiar. A través de personajes como Cecilia Valderrama, una mujer que, según Jaimes Branger, cobró tal fuerza durante la escritura que tuvo que crear una antagonista para balancear su peso en la trama, la autora examina la hipocresía de una clase social que vivía bajo las reglas estrictas de la apariencia. “Es la gente de ‘haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago’”, comenta Jaimes Branger al describir la doble moral de los personajes de su novela.
Cecilia, en particular, representa una titiritera que controla a su familia, manejando la vida de su esposo e hijos con un dominio férreo que resulta familiar para muchos lectores venezolanos, tanto del pasado como del presente. Jaimes Branger sugiere que estas dinámicas familiares no son exclusivas del siglo XX, sino que siguen presentes hoy en muchas familias venezolanas, aunque tal vez con menos lujos y poder económico. El retrato que pinta es el de una sociedad en la que las apariencias lo son todo, un fenómeno que aún persiste en sectores de la elite actual.
Una denuncia social con resonancias contemporáneas
La crítica social es central en “Aquello que no se dice”. Aunque la novela está ambientada en la Venezuela de Gómez, sus temas —el poder, la envidia, la mentira, y especialmente la hipocresía— son universales y profundamente actuales. «Una sociedad falsa, hipócrita y corrupta jamás podrá construir un país decente», afirma Jaimes Branger, con una dureza que se siente aguda.
Al leer las páginas de “Aquello que no se dice”, el lector se enfrenta a las complejas y conflictivas relaciones familiares que esconden secretos que no sólo afectan a sus protagonistas, sino que son una metáfora de las fracturas sociales más amplias de la nación. La autora deja claro que no se puede escapar de la historia ni de los errores del pasado, y que una gran parte de la crisis actual en Venezuela —política, económica, pero sobre todo ética— tiene sus raíces en un largo legado de corrupción y valores erróneos.
Un contexto político omnipresente
La figura de Juan Vicente Gómez, aunque no ocupa un lugar protagónico en la novela, está siempre presente como una sombra. La influencia del dictador permea cada rincón de la vida de los personajes. Jaimes Branger destaca que, aunque Gómez aparece en pocas escenas, su poder es evidente en las acciones y decisiones de los Alcántara Valderrama, cuya vida se entrelaza con las redes del poder de la época. Es imposible, dice, escribir sobre esa época sin sentir la omnipresencia de Gómez.
Este retrato del período gomecista está respaldado por una rigurosa investigación histórica, así como por la experiencia personal de la autora, quien creció escuchando las historias de sus familiares gomecistas y del propio historiador Guillermo Morón. Estos elementos históricos, sin embargo, no se sienten como una carga para la narrativa; más bien enriquecen los conflictos personales y familiares que son el núcleo de la historia.
Reflexión sobre los valores
En un mundo dominado por la superficialidad y la doble moral, “Aquello que no se dice” se convierte en una obra de denuncia, no solo de una época pasada, sino de una actualidad que todavía lucha por superar viejos vicios. Para Jaimes Branger, la clave del desarrollo de Venezuela está en una crisis de valores que va mucho más allá de lo político o lo económico. En sus propias palabras: “Mientras no entendamos eso y tomemos medidas drásticas para cambiar nuestra forma de ser, jamás vamos a surgir”.
Con esta obra, Jaimes Branger invita a los lectores a mirar con ojos críticos no sólo al pasado, sino también al presente. A través de los dramas de los Alcántara Valderrama, expone cómo las decisiones personales y familiares reflejan los problemas de una nación entera. Al desnudar las hipocresías de la alta sociedad, nos enfrenta a las grandes preguntas sobre la moralidad, el poder y el futuro de Venezuela.
Mirando al futuro
Aunque “Aquello que no se dice” es una novela cerrada en su trama, Jaimes Branger ya ha empezado a trabajar en su continuación, movida por la curiosidad de saber qué ocurrirá con sus personajes. Esta secuela promete seguir indagando en los complejos mundos familiares y sociales que la autora retrata con tanta claridad.
Carolina Jaimes Branger ha encontrado en la ficción una manera de dialogar con el presente a través del pasado, y su obra no sólo narra la historia de una familia, sino que se convierte en una crítica afilada de la sociedad en la que vivimos. Con «Aquello que no se dice», la autora nos recuerda que, a veces, lo que se calla es lo más revelador.
