Arropados por el humo amanecieron este jueves y viernes familias de Cerritos Blancos y José Gregorio tras la quema de basura en el «cono de seguridad» del aeropuerto, al oeste de Barquisimeto.
“Vivir frente al playón es vivir en zozobra, tuve que salir corriendo a comprar un antialérgico y encerrar a mi mamá, es persona de la tercera edad”, se lamentó Lorena Domínguez, tras sobrepasar 30 horas bajo el humo.
Ese vertedero es “un tormento” –además- salen ratas, cucarachas, culebras y ciempiés sobre todo en temporada de lluvia -relata- mientas su hijo adolescente intenta apaciguar las espesas columnas de humo lanzando un tobo de agua.
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La humareda se extiende a las comunidades Rafael Linárez, La Lucha y Ruiz Pineda. Son muchas personas perjudicadas, acotó Domínguez.
El incendio es provocado por cualquier personas que pasa -incluso a veces por niños- dijo otra señora, quien al igual que Lorena debió encerrar a su madre, de avanzada edad, para resguardar su salud.
Igual al vertedero de Pavia
Las montañas de basura se han multiplicado en los últimos dos años, animales muertos, escombros, chatarra… Al sitio llegan camiones con escombros y chatarra, expresó Orlando Rosales, vecino de Cerritos Blancos.
Hace unos dos meses limpiaron el sitio utilizando una máquina, pero al poco tiempo se vuelve a acumular la basura. “La gente es inconsciente lanza desperdicios en todos lados”.
“Pero tampoco el servicio de aseo urbano es constante. De hecho, hace dos meses que no pasa el camión de Imaubar”, acusó.
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El humo es perjudicial para la salud de las personas. “Ese vertedero es foco de contaminación y nido de animales indeseables. Salen ciempies hasta de medio metro de largo”, manifestó.
Es playón se ha convertido en la atracción de personas que buscan entre los desechos cualquier cosa que le genere dinero. “Ahí botan de todo”, dijo.
Llamado al gobernador y al alcalde de Iribarren
Orlando Rosales hizo un llamado al gobernador del estado Adolfo Pereira y al alcalde de Iribarren, Luis Jonás Reyes para que se aboquen a resolver el problema. Es un problema de salud público.