“Un dolor concreto y placentero, como es el parto de un hijo” se convierte en odisea en el Hospital Pastor Oropeza de Barquisimeto, abarrotado de parturientas, con poco personal y sin insumos, expresó Marielda Giménez, quien esperaba para el retorno a casa de su nuera y nieto, recién nacido.
“Hubo que hacer la cesárea de emergencia y no había sutura y bisturí, no entiendo el parto humanizado que pregona el Gobierno Nacional”. A otras personas en días distintos les pidieron guantes, gasa y adhesivo, dijo.
Al respecto, el doctor Omar Agüero, integrantes de la Alianza intergremial por la Vida y la Salud, manifestó que el parto humanizado comienza desde la concepción del bebé.
Entonces, “no se puede hablar de parto humanizado en el país donde las embarazadas no tienen una alimentación adecuada. Están naciendo niños prematuros, desnutridos.
No puede haber parto humanizado cuando los hospitales no ofrecen las condiciones ambientales adecuadas ni cuentan con insumos y personal de enfermería necesario para la atención del parto y posparto”.
Es una ruleta, a veces hay y otras no, la dotación llega incompleta o es muy limitada, expresó una enfermedad, quien pidió resguardo de identidad, por temor a represalias.
Entretanto, una mujer esperaba en los alrededores del hospital. No tenía las dilataciones completas y el médico le recomendó buscar una casa cercana al hospital. Temía dar a luz en el estacionamiento como le ocurrió a otra mujer en días pasados, dijo.
En el Hcuamp, el panorama no es distinto, Mirian González, proveniente de Santa Inés, dijo que le pidieron 10 pares de guantes, alcohol, adhesivo y betanide. En total gastó Bs.500.000, pero la atención médica es buena, dijo.
Aura Rosa Castillo.
Foto referencial: Julio Colmenárez.