El ataque de un dron iraní contra a una base estadounidense en el noreste de Siria, que dejó como resultado un contratista muerto y varios soldados estadounidenses heridos, fue el más reciente dentro de las incursiones que han ido en aumento contra las fuerzas de Washington en Siria.
Sin embargo, la letalidad de ese ataque se salió de lo usual. En la mayoría de los últimos ataques de este tipo, ningún funcionario norteamericano había resultado herido.
La acción del jueves con un pequeño dron cargado de explosivos desató una serie de ataques aéreos de represalia y el principal comandante estadounidense para el Medio Oriente, general Erik Kurilla, advirtió sin demora que Estados Unidos estaba dispuesto a lanzar más incursiones si era necesario.
Estados Unidos tiene fuerzas militares en Siria desde 2015, pero las bajas más recientes resaltan una misión antiterrorista de Washington que ha sido constante pero a menudo discreta para combatir a grupos paramilitares apoyados por Irán e impedir el resurgimiento del grupo Estado Islámico.
Fuente: AP