Llevar una vida saludable, centrada en el consumo de vegetales, es una tendencia sin altibajos. Buena parte de la población mundial ha cambiado y sigue cambiando sus hábitos. En Venezuela, más que por salud, el «vegetarianismo» ha sido alentado por razones económicas.
Pero, en todo caso, debe quedar claro que el vegetarianismo, en sus distintas variantes, “es una filosofía de vida” que las personas asumen también por razones de cultura y religión.
Existen los vegetarianos extremos que suprimen de su dieta cualquier derivado de animales. Otros, más flexibles, dan paso la “generación veggie” o flexitarianos, quienes consumen huevos y lácteos, y ocasionalmente, carne y pescado.
La alimentación vegetariana es diversa y lo suficientemente versátil para proveer un menú nutritivo y colorido.
También es sencilla y práctica, reconocen profesionales de la cocina, en tanto muchos vegetales se comen crudos, mientras que la cocción de otros -excepto las legumbres- es más rápida porque son más blandos que la proteína animal.
El hombre sin carne
Lutecia Viana, chef, propietaria de una lonchería vegetariana en Barquisimeto y miembro de la organización Shankaracharya de América, define el vegetarismo como “una forma de vivir sano, con bienestar físico y mental”.
Sobre la cocina vegetariana, asegura que los vegetales proveen los nutrientes y proteínas que el organismo necesita. “A mis hijos los crié, con ese régimen alimenticio hasta la adolescencia, que ellos decidieron lo contrario, y nunca se enfermaron”, dice con certeza.
Consultada sobre mitos y realidades del vegetarianismo, por ejemplo, que la comida vegetariana adelgaza, Para Lutecia la verdad es que “ni engorda y ni adelgaza, equilibra el peso, mantiene el peso ideal”.
Ciertamente, expertos en la cocina, vegetarianos o no, reconocen que los vegetales, según su preparación, suelen ser bajos en calorías.
Viana argumenta que el hombre no fue diseñado para comer carne. De hecho, sus dientes no son afilados. Refirió que el consumo de vegetales es una práctica milenaria, recomendada en tiempos del profeta Daniel.
El vegetarianismo “es una filosofía de vida”, dice el chef Marlon Leal. Entre sus variantes están los veganos, quienes suprimen el consumo de la carne animal, huevos y lácteos, mientras que los lactovegetarianos y los pesca vegetarianos combinan pescado con frutas, vegetales, granos, legumbres, huevos y lácteos, explicó.
“Todos los nutrientes son necesarios”
El nutricionista Richard Chirinos reconoce el valor proteico de los vegetales. Sin embargo, considera que cada cierto tiempo, el organismo requiere de la proteína animal.
Toda buena alimentación debe contener los seis elementos: proteínas, carbohidratos, grasas, frutas, fructuosa y lácteos, que deben consumirse todos los días en porciones equilibradas, recalca.
“El equilibrio es la clave, acompañado de una rutina de ejercicios”.
En la misma línea de Chirinos está Marlon Leal, chef de un reconocido hotel al este de Barquisimeto. Si bien no está en contra de la “dieta sin proteína animal”, considera que la alimentación debe ser balanceada.
En Venezuela
Actualmente en Venezuela, se ha notado un incremento del consumo de vegetales, porque son más asequibles que las carnes, acota el chef Marlon Leal.
La situación económica de Venezuela ha obligado a modificar su gustos culinarios. De hecho, Más del 10% la población ha optado por el veganismo, revela Nixa Martínez, presidenta del Colegio de Nutricionistas de Venezuela.
“El número está aumentando cada día y lo hace por la misma situación económica y por las limitantes que ahora tiene, en comparación con lo que comía antes”.
Algunas de las opciones para sustituir la proteína animal son la leche y carne de soya, almendras y hongos. No obstante, las opciones más asequibles para el venezolano son papas, zahahorias, repollo, remolacha, lechuga.
Sin embargo, en el último año, se ha observado, que los consumidores incluyen brócoli, coliflor y acelga, apio españa y ajo porro, expresó Alexis Campos, trabajador de establecimiento comercial al oeste de la capital larense.
Desayuno, almuerzo y cena son indispensables para cubrir los requerimientos diarios y se calcula multiplicando el peso corporal por 1. Si una persona pesa 70 kilos debe consumir 70 gramos de alguna proteína vegetal.
Vegetariano: un mercado potencial
La comida vegetariana y vegana ha alcanzado tal popularidad, que su rol como nicho de mercado lo dejan claro empresas como McDonald’s, que recientemente sorprendió a todos con el lanzamiento de su primera hamburguesa vegana.
En Venezuela, no sólo el repunte del consumo –y obviamente de la compra-, marca un punto en el mercado, también el segmento sostenido de los productos orgánicos.
De hecho, los estudios que sostienen el lanzamiento de McDonald’s, aseguran que la tendencia comercial va hacia el aumento de la clientela, demandando entonces una oferta más amplia.
No en vano, y segun informe Food for Thought: The Protein Transformation, en Europa y EEUU decaerá el consumo de proteína animal a partir de 2025, mientras que que el mercado de proteínas alternativas crecerá a 97 millones de toneladas métricas para 2035, lo cual representa el 11% del mercado de las proteínas.
En España, por ejemplo, una de cada diez mujeres españolas ya no come carne de manera habitual y la venta de carne ha disminuido considerablemente al punto de que, actualmente, consumen pércapita 10 kilos menos de cerdo que hace diez años.
Surge el debate
Con el uso de la ingeniería alimenticia se produce carne vegetal a base de soya y granos, convirtiéndose en un producto procesado muy parecido a la carne animal.
El vegetarianismo se ha asociado con el consumo de alimentos naturales. Al ser intervernido industrialmente, ¿sigue siendo tan saludable?. Es el debate.
Pasta al filetto con champiñones, la receta vegetariana que regala el chef Marlon Leal:
– Se cortan los tomates en filete.
-Se saltean con ajo y aceite de oliva.
-Luego se agregan los champiñones, sal y pimienta al gusto.
– Aparte, se cuece la pasta al dente. Se agrega la salsa y albahaca fresca picadita. Se repasa la sal y pimienta y listo.
Por: Aura Rosa Castillo
Edición: Ivar Colmenares Trujillo