El planeta se debate entre el crecimiento económico, sus ganancias y desarrollo monetario, o la supervivencia del hábitat en todo su contexto, en donde las mismas reservas energéticas minerales que permiten canalizar fuentes de empleo en el mundo, se mantengan en pie para brindar oportunidades en el sano uso de estos.
Ante este panorama se plasma que buena parte de las reservas mundiales de petróleo y gas están amenazadas por el aumento de las mareas, las tormentas, las inundaciones y las temperaturas extremas causadas por el cambio climático, información suministrada recientemente por la consultora de riesgos Verisk Maplecroft.
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Estudio en cifras
El acceso al equivalente a 600 mil millones de barriles de crudo, o el 40% de las reservas recuperables de petróleo y gas del planeta, podría verse afectado por el clima salvaje e inhóspito, con los principales productores: Arabia Saudita, Irak y Nigeria, entre los más vulnerables, escribió la firma con sede en el Reino Unido en una investigación llevada a cabo desde hace varios años.
El cambio climático enfrentó a la industria este 2021 cuando un clima frío extremo azotó por congelación al principal centro de refinación, gas y petróleo de EE.UU. También azotó el huracán Ida, en el Golfo de México causando diversos derrames, lo que provocó cortes prolongados y una reducción de la producción, incidiendo a su vez en el incremento de los costos operativos y finalmente en el consumidor.
Se tiene certeza plena de que poco más del 10% de las reservas recuperables comercialmente del mundo, está en áreas calificadas por la consultora como de riesgo extremo, mientras que casi un tercio se consideró de alto riesgo, lo que expone a la seguridad de los trabajadores del área.
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Para Arabia Saudita, principal productor y exportador de petróleo del mundo, el calor extremo, la escasez de agua y las tormentas de arena podrían ser su “talón de Aquiles”.
En Nigeria entre tanto, el segundo exportador de África, donde las reservas se concentran alrededor del sistema fluvial del delta del río Níger, las sequías y las inundaciones presenta amenazas constantes por los patrones de lluvia fluctuantes, agregaron en el referido estudio.
El calor que marca récord en Rusia, un país generalmente templado, aceleró el derretimiento del permafrost, una tendencia que ha dañado aproximadamente el 40% de la infraestructura en las regiones del norte que dependen en gran medida de la producción de petróleo y gas.
“Este tipo de eventos se volverán más frecuentes y extremos, creando conmociones aún mayores dentro de la industria”, dijo Rory Clisby, analista ambiental de Verisk Maplecroft.
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Experiencias recientes y afectaciones
Los datos revelan que las operaciones de petróleo y gas en tierra están expuestas a fuertes impactos físicos del cambio climático, como lo son el aumento del nivel del mar, tormentas, olas de calor, huracanes, inundaciones. Las operaciones en alta mar, como en el Golfo de México, por otro lado, son vulnerables a los ciclones que se forman en el Caribe y alturas de olas extremas que afectan la operatividad en las plataformas marinas de perforación.
Un factor determinante que debe ser considerado por las empresas productoras en el ramo petrolero y gasífero en el mundo es que deban asegurar una infraestructura que permita el paso de los ciclones, tomando en cuenta el aumento del nivel del mar.
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Los riesgos de derrames en lugares ecológicamente sensibles conllevan a la construcción de tuberías diseñadas para resistir ante los embates de estos fenómenos climatológicos.
En definitiva, para mantener la sustentabilidad de la industria con el menor impacto ecológico, las empresas deben comprender no sólo la exposición de sus activos a estos riesgos, de modo que canalicen la inversión hacia activos de menor riesgo; también deben comprender e implementar acciones que mitiguen los efectos derivados de tales riesgos.