En esta misma semana, se cumplieron 72 años, , de una fecha que fue aciaga para la nación venezolana, tanto por el hecho mismo como por las tristes y lamentables consecuencias de lo ocurrido.
Se trata del artero golpe de Estado que dio al traste con la primera experiencia verdaderamente democrática que se vivió en Venezuela, bajo la presidencia de ese ejemplo de civilidad que fue el eximio maestro don Rómulo Gallegos.
Esa militarada traicionera, del 24 de noviembre de 1948, fue encabezada por el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, a la sazón ministro de la Defensa.
Le acompañaron en esta puñalada trapera a la Constitución los igualmente tenientes coroneles Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez.
La tenebrosa aventura protagonizada por «estos tres malos hijos de la patria» como decía el maestro Luis Beltrán Pietro Figueroa, fue el inicio de una de las más feroces y sangrientas tiranías de las tantas que ha vivido la nación venezolana.
En efecto, desde el mismo día de la consumación de la militarada, comenzó un proceso de sádica persecución política contra todo ciudadano que no comulgase con el régimen recién instalado.
Valga destacar, por cierto, que ese nuevo gobierno se instaló “en nombre de las Fuerzas Armadas”, las que supuestamente iban “a poner orden” en el estado de cosas en que, para ese momento, se hallaba sumido el país.
Por supuesto, tampoco faltó el argumento de “combatir el avance del comunismo” en Venezuela, un alegato utilizado hasta la saciedad en una sucesión de cuartelazos que tuvieron lugar en los años 40, 50, 60, 70 y hasta en los 80, en la América Latina de esa época.
Lo cierto es que hoy hemos querido recordar tan ignominiosa fecha, más que todo con el objetivo de que los venezolanos, y sobre todo los jóvenes, no olvidemos que, de acuerdo con la misma Constitución Nacional, las Fuerzas Armadas deben ser un poder supeditado al poder civil.
Además, como lo expresó muy bien el Libertador Simón Bolívar, el soldado venezolano no debe volver sus armas contra el pueblo, sino que debe ser el garante de las libertades y de los derechos de todos los ciudadanos.
Reinaldo Gómez.
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