Medio Siglo de la Ruezga Norte
Recientemente, fuimos invitados por el amigo Alfredo Soto González, en nombre de la Comisión Organizadora del 50 Aniversario de la Urbanización Ruezga Norte, para pronunciar el Discurso de Orden en el acto protocolar que al cabo se llevó a efecto en el auditorio de la Biblioteca Pío Tamayo, escenario de las actividades organizadas por este incansable promotor cultural desde hace más de treinta años.
El honor y el privilegio, de la misión que me encomendase el llamado cordial de esta tradicional barriada barquisimetana, nos llevó a pincelar el paisaje de su contorno en el transcurrir del tiempo, viniendo a mi memoria vívidamente el relato del artista plástico Enrique González, quien a su llegada a Barquisimeto por allá en 1958, como profesor de la Escuela de Artes Plásticas, era recurrente pintar del natural en los densos pastizales de la Ruezga, balanceados por la fresca brisa que bajaba de Cerro Gordo, culminación de la elevación montañosa, en cuya cumbre se encuentra el Páramo de Las Rosas.
Ello nos trajo a colación, el relato que en 1959 publica en una de sus obras Rafael Domingo Silva Uzcátegui, que al referirse a la Laguna de La Mora, recordaba como bajo los árboles de su entorno, plantados por orden del General Jacinto Lara como Gobernador de nuestra Entidad Federal, los vendedores de pasto de la Ruezga depositaban sus forrajes allí. Era un tiempo de aquella Venezuela agrícola y costumbrista, cuando los arrieros con sus densos grupos de bestias cargadas de agrícolas bastimentos entraban a la ciudad por la vía de la Ruezga, luego de reventar allí por la falda de Cerro Gordo, provenientes de Aguada Grande, Siquisique y Baragua. Eran los tiempos del Mercado de los Cien Arcos o también llamado de Los Portales, por tener un total en la sumatoria de sus cuatro costados de cien puertas, donde llegaban los agrícolas bastimentos, cuando no llegaban directamente al Manteco, esa natural poligonal comercial que iba desde la carrera 21 hasta la carrera 25 y de la calle 35 a la calle 30 aproximadamente, con sus posadas provistas de corrales para la pernocta de los arrieros, las criollas preparaciones gastronómicas que al calor del fogón de leña se cocía con solícita sazón vernácula, mientras se atendía las bestias en los corrales de las mismas.
Todos, conocían el nombre de La Ruezga, cuya denominación le daba nombre a aquel sector y la quebrada que por allí atraviesa. Pero, ¿De dónde venía este nombre?, ¿Cómo se posesionó del imaginario popular, que sustituyó el nombre aborigen de “Yoi – Toi” o “Go y To” por Ruezga? y es que las escribanías nos muestran que para 1561, se le concede en ese sector una encomienda al español don Vicente de Ruezga, en reconocimiento a su valentía y arrojo en haber venido en defensa de Barquisimeto contra el ataque despiadado del Tirano Aguirre, cuando la ciudad aún no había subido al altiplano donde se encuentra hoy.
Ruezga, mil historias, centenares de relatos, múltiples anécdotas irán poblando al sentir popular con este nombre, desde que el General Jacinto Lara, organizara en la parte de la provincia, la carretera rumbo a Duaca y de allí camino a la población de Aroa, que posteriormente en 1891 cobrará una nueva fisonomía con los gruesos maderos de los durmientes, sobre los cuales se extenderán los rieles de los 232.040 kilómetros de la vía férrea del Ferrocarril Bolívar que nos puso en contacto directo con el Puerto de Tucacas.
Indudablemente, los pastizales de la sabana de la Ruezga se convirtieron en la puerta principal a Barquisimeto por su costado norte, lo que en 1930 se repotenciará con la inauguración de la Carretera Trasandina, que en una extensión de 1.269 kilómetros unió a Caracas con San Antonio del Táchira, pasando en su trayecto por Barquisimeto, la cual será posteriormente la carretera Panamericana, en un tiempo en los años 50 Avenida Concordia, pero el pueblo la denominaba “Panamericana”, la cual finalmente se convirtió en la Av. Libertador. Con ello se creó una intersección entre la carretera vía Duaca y la Panamericana, donde se instaló un ciudadano de nombre Fermín Puerta, habitante de los aledaños, quien de policía pasó a vendedor de empanadas en dicha intersección. Este personaje antes que se inaugurara el asfaltado de la carretera Barquisimeto – Duaca en 1940, se hizo muy popular sentado con su silleta de madera de cardón y cuero de chivo al pie de un robusto cují y cuando la gente pasaba y los saludaba, con la pregunta ¿Cómo está?, a lo cual respondía: “aquí en pata e´palo”, diaria cantaleta, que terminó por darle el nombre de “patepalo” a aquella zona, que en 1956 ve culminada la construcción de la Urbanización José Gil Fortul, lógicamente ya antes en 1950 se había inaugurado La Concordia y Bararida.
Según nos relata el periodista Oscar Castro (2022), “los puentes también formaron parte importante de aquella obra de expansión y es así como en el año 1928 se inaugura el puente de La Ruezga al norte de Barquisimeto, obra adelantada durante la gestión del gobernador Pedro Lizarraga y que fue bautizada en un principio como «Puente de la Rehabilitación», según información publicada por El Impulso el 21 de octubre de 1928”. Sin embargo, en la Memoria del Ministerio de Obras Públicas de 1930 aparece en la Sección del estado Lara, una fotografía de un automóvil sobre un puente, cuya leyenda dice: “Puente sobre la Ruezga en la carretera Duaca – Barquisimeto (Administración del General Eustoquio Gómez)”, seguramente el temible mandatario se adjudicó el crédito del puente levantado por su antecesor el General Pedro Lizarraga.
En fin, todos estos devenires constituyen los avatares de este sector, el mismo que en 1944 sitió los movimientos de tierra que se comenzaron a hacer en Cerro Gordo y que culminaron con la inauguración de la Fábrica de Cemento, acontecimientos que fueron transformando la fisonomía del lugar cuyo auge como vía expedita entre Duaca y Barquisimeto, propició nuevas propuestas. Ya en 1950 el Ejecutivo Nacional había adquirido el Ferrocarril Bolívar y en consecuencia la chatarra rodante que habían dejado los ingleses y los terrenos de las estaciones y los de la vía férrea y sus adyacencias, con lo cual el Ministerio de Obras Públicas levantó el alto emplazamiento para sobre este extender los rieles del nuevo ferrocarril Barquisimeto – Puerto Cabello, que se convertirá a la postre en el lindero norte de la Ruezga Norte.
Finalmente, la expansión demográfica producto de las migraciones tanto internas como externas, que va cobrando auge con el incremento del comercio y el decaimiento del campo, propició la construcción de una serie de urbanizaciones populares que se levantaron luego de 1958, como la Urbanización El Obelisco y la Estación, Bararida Nueva y Patarata, donde surgirá el proyecto de la Urbanización La Ruezga atravesada por la quebrada del mismo nombre, siendo la Ruezga Norte, la que se inaugura el memorable 2 de noviembre de 1973, cuando el ciudadano Presidente de la República, Dr. Rafael Caldera entrega las lleves de las primeras casas de las 1722 viviendas, en un emocionado acto, vibrante de alegría por parte de un conglomerado humano beneficiado con la adjudicación de dignas viviendas a bajos costos, para ser pagadas en veinte años. Al año siguiente, es decir, en 1974 se entregan las casas de la Ruezga Sur. Urbanización construida por el Banco Obrero, en cuyo transcurso se transforma en el Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI).
En 1976, se hizo el despeje de cinta, para dejar inaugurada la Escuela Dr. Juan Tamayo Rodríguez y en 1977, el regocijo embarga a la comunidad de la Ruezga Norte, con la inauguración del Liceo Carlos Gil Yépez, año en que también se inaugura la Biblioteca Mahatma Gandhi, que en la actualidad funciona como ambiente de la misión Robinson.
De la misma forma, la expansión urbana de Barquisimeto, fue poblando igualmente los contornos de la Ruezga Norte, quedando alinderada por el Norte, con el barrio San Jacinto, el Jebe y San Benito, por el Sur con las urbanizaciones Concordia y Bararida, por el Oeste con los barrios Juan de Villegas, barrio La Cruz y barrio Unión, quedando enclavada en la zona norte de la Parroquia Catedral.
Seguros estamos, que con este relato afloraran recuerdos, reminiscencias de toda una vida, de cinco décadas avizorando el porvenir, diez lustros de anhelos o sueños frustrados que extinguieron con la última pincelada del arrebol, como también, de celebración de logros, de conquistas en un andar de cincuenta años que debemos ver con optimismo y fe asomada a la ventana del mañana, para desde allí con amable actitud emocionada, poder adentrarnos en el alma de esta comunidad, de la Ruezga y mantener un diálogo invisible con su historia, para así repasar las páginas del presente y desde ellas sumirnos en un futuro promisorio, descubriendo a lo mejor, como lo decía el filósofo: “…en el sol y las estrellas algo desconocido que es la esperanza…” que nos conduzca por caminos de cielos azules, donde el sol sea aliciente en los hombres y mujeres, y el horizonte, sea promesa cierta de bondad y de superación.
Son muchos los héroes civiles, que se encuentran metiéndole el hombre a ideas, proyectos e iniciativas, para que la ciudad vaya superando dificultades, como también ocurre en la Ruezga Norte, gente de allí, del pueblo de esa extracción popular, que sin demagogias y actitud entreguista ante las migajas que se dan como preciados tesoros, se erigen como claros estandartes de dignidad, de honestidad y de confraternidad para con los suyos y sus problemas, dificultades comunes para toda una misma colectividad que merece mejor suerte.
En la Ruezga Norte, también habitan seres humanos leales, nobles comprensivos, tolerantes y sinceros, quienes forman parte de ese contingente dispuesto a echar adelante a su comunidad, a su ciudad y en consecuencia al estado y por ende al país, porque junto y sólo juntos, podemos echar a nadar a la ciudad por derroteros ciertos, por caminos luminosos, porque hemos sido la esperanza, somos la esperanza y seguimos siendo la esperanza, porque todos somos parte de la misma comarca, donde sufrimos y padecemos juntos, entonces trabajemos también juntos para endulzar un poco los años que nos quedan y dispongamos el panal para los que vienen.
Hoy nos hemos referido, a un rincón de Barquisimeto, que con cincuenta años constituye con su gente parte de la idiosincrasia de nuestro pueblo, desde que Carmen González como presidente de la primera Junta de Vecinos, logró con sus gestiones, la primera incursión del transporte público en el sector, logrando con ello que las rutas trasladaran a sus habitantes desde allí al centro y del centro a la Ruezga.
Vayamos pues, con nuestra carga de sueños, sueños que nada ni nadie puede arrebatarnos y apropiarse, para que al despertar seamos parte del sublime alarife, que puede ayudar a construir ese nuevo amanecer que anhelamos para Venezuela y el mundo.
Barquisimeto, domingo, 26 de noviembre de 2023.
Fuentes Consultadas
Castro, o. (2022) Historia Menuda 1928 – La Ruezga y su nuevo puente de concreto. [Información en línea] disponible en: https://www.elimpulso.com/2022/01/07/video-historiamenuda-1928-la-ruezga-y-su-nuevo-puente-de-concreto-7ene/
Consejo Comunal El Gran Esfuerzo. Ruezga Norte. Sector 1. Ámbito B. (s/f) Reseña Histórica de la Comunidad. Barquisimeto. Venezuela.
Orellana, F. (1977) Vivencia, Tradición y Narración. Topografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.
Orellana, F. (1973) La Ciudad y el Tiempo. Topografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.
Schael, G. (1982) El Automóvil en Venezuela. Gráficas Armitano. Caracas. Venezuela.
Silva, R. (1959) Barquisimeto. Historia Privada, Alma y Fisonomía del Barquisimeto de Ayer. Caracas. Venezuela.
Sociedad Amigos de Barquisimeto (1957) Compendio Económico y Social de Barquisimeto. Editorial Nueva Segovia. Barquisimeto. Venezuela.