Coral Gables, Florida. (VIP WIRE).-
“Dos tercios del globo terráqueo están cubiertos por agua; el otro tercio lo cubre David Ortiz”… Joseph McKadew.-
La Pregunta de la Semana.- Hace hoy 95 años el comisionado, Kenesaw Mountain Landis, cometió uno de sus cuatro grandes pecados. Uno fue, expulsar del beisbol a Jackie Mitchell, la muchacha que dejó strikeouts a Babe Ruth y a Lou Gehrig en un juego de exhibición; otro, haber prohibido la contratación de damas peloteras; uno más, patrocinar la discriminación racial en Grandes Ligas. ¿Cuál fue el pecado del aniversario de hoy?.
La respuesta…: El 27 de enero de 1927, Landis reintegró al beisbol a Ty Cobb y a Tris Speaker, a quienes, por cartas que firmaban ellos mismos, se les había comprobado que vendieron juegos a los apostadores. Ya en el último año como peloteros, habían experimentado como mánagers. Pero nadie los contrató más nunca, no obstante haber sido los bigleaguers tan estelares que fueron.
“Lo grande del beisbol es que hay una crisis cada día”… Gabe Paul.-
“The Boston Globe” publicó una mentira…: “Everybody loves Big Papi”.
Muchos de los electores para el Hall de la Fama no lo queremos, ya que obtuvo apenas el 77.9%, menos de tres puntos sobre el mínimum, 75%.
La elección de esta vez ha sido la más disparatada en muchos años.
Si no votamos por Barry Bonds, Roger Clemens, Curt Schilling, Alex Rodríguez y Sammy Sosa, porque consumían esterorides, ¿cómo, por qué y para qué votar por David Ortiz, no solo también consumidor de lo mismo, no solo con cuentas pendientes con la justicia, sino también solo bateador designado?.
¿Cómo, por qué y para qué votar por ese irrespetuoso, quien considera que quien no votó por él “es un idiota?”.
Los números no lo son todo. Pero, si examinan los de Bonds, Clemens, Schilling, A.Rod y Sammy y los comparan con los del ese bateador designado, conocerán la injusticia 2022.
Ha cambiado el grupo de electores. Hay quienes votan y no han cubierto, en los palcos de la prensa, los 100 juegos anuales de Grandes Ligas durante 10 temporadas; y ya no someten a los futuros electores al cursillo preparatorio ni al examen final para ser aprobado o reprobado.
Vamos mal, muchachones, vamos mal.
O aceptamos a TODOS los candidatos de cierto tipo o NO aceptamos a ninguno.
Porque cuanto sea bueno para el pato, lo debe ser también para la pata.
Por primera vez en muchos julios, esta vez no asistiré a la ceremonia de Cooperstown, para demostrarle a “The Boston Globe” que NO “everybody loves Big Papi”.
Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.
@juanvene5