Lo primero, es tener en cuenta que el político actúa con criterios de oportunidad y conveniencia, netamente subjetivos, puesto que depende de tendencias ideológicas alineadas a razones estratégicas y tácticas partidistas, electorales o de gobierno.
Desde una perspectiva tradicional, en el binomio izquierda-derecha, un político de izquierda será propenso a favorecer la igualdad social, mientras uno de derecha promoverá con más fuerza la libertad.
Digo esto porque en Venezuela las decisiones relacionadas con el sistema judicial son rebasadas constantemente de acuerdo a la tendencia política.
Ahora bien, la función judicial requiere de otro tipo de racionalidad, que en principio sea más objetiva. Desde esta óptica, las garantías dispuestas en el texto constitucional son el punto de partida para entender que la independencia judicial le sirva al funcionario para poner en práctica una cuestión muy sencilla: juzgar no es hacer justicia según la voluntad del juez, sino de conformidad con la ley. Aunque por razones políticas, este en desacuerdo con tal decisión.
Así las cosas, una decisión es buena cuando el fallo se basa en argumentos jurídicos y se aleja de las convicciones personales sobre temas como la justicia como valor.
Lo anterior supone que la designación de un juez no debería estar sujeto a cualquier método, sino aquellos aceptados por la constitución venezolana y los procedimientos administrativos correspondientes.
Lo contrario, es ver el acuerdo en el Poder Legislativo para llenar las distintas salas del Poder Judicial y directiva de personas que expresamente tienen tendencias ideológicas que se expresan por medio de un partido político, sea del chavismo o de los sectores que lo adversan.
De ahí que este tipo de designaciones no contribuyen a restaurar la senda institucional en acuerdo al pacto social. Al contrario, dividen más la nación.
Además, deja evidencia que los acuerdos políticos solo sirven para que, en una posición de ventaja, quien tenga más poder imponga mayorías en el Poder Judicial y los demás se conformen con la minoría que los acerca a posiciones de poder.
Dicho en otros términos: la negociación política sin parámetros institucionales convenidos por las partes, no contribuyen en la solución de los problemas. Por el contrario, los agravan.
Por último, politizar el sistema de justicia tiene una consecuencia inmediata: la vulneración del Estado de derecho. Y mientras más débil sea nuestro sistema, el de izquierda no puede asegurar la igualdad y el de derecha no puede asegurar la libertad.
Ambos buscaran asegurar el poder.
Doriam González
Politólogo.
@doriam_gon