Una polémica se desató esta semana entre el cantante Ricky Martin y el sacerdote de la parroquia María Madre de Misericordia en la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico. La razón: la virgen María.
La madre de Jesús y la concepción del hijo de Dios despertó una pequeña contienda entre el cantante y el monseñor Leonardo Rodríguez Jimenes, quien reaccionó a la entrevista del cantante boricua que ofreció al diario El País sobre las madres que prestaron su vientre para la gestación de sus hijos.
“Yo no alquilé un vientre, a mí me prestaron el vientre, y varias veces, y tengo en un pedestal a estas grandes mujeres que me ayudaron a criar a mi familia. Como tengo en su pedestal a María, la Virgen, que prestó su vientre para que Jesús viniera al mundo”, dijo Martin al medio español.
La reacción vino pocos días después: monseñor Rodríguez, también vicario para el santuario nacional de Nuestra Señora de la Providencia, patrona de Puerto Rico, escribió en Facebook que no suele meterse en “diatribas con la farándula”, pero que los “latinos tenemos un ‘problema’ y es que aguantamos hasta que nos tocan la madre”.
“María no le prestó a Dios su cuerpo o su vientre; primero porque el cuerpo es don de Dios, en última instancia no es nuestro, sino suyo, tanto como el espíritu y el alma. En segundo lugar, como no podemos separar espíritu, alma y cuerpo, María no prestó su vientre a Dios, sino que se entregó toda ella a Él: su espíritu, alma y cuerpo. Y cuando dijo “He aquí la esclava del Señor.” se donó totalmente a Dios, no para hacer la voluntad caprichosa de ella, sino para cumplir la voluntad salvífica de Dios. Hay una gran diferencia entre eso y lo que afirma el Sr. Martin”, dijo Rodríguez.
“Si el Sr. Martin lo que quiere es una razón (en este caso excusa) teológica para apoyar el alquiler o préstamo de vientres para tener hijos y así tranquilizar su conciencia, eso es otro tema, pero que no afirme cosas sin pies ni cabeza”, siguió.
El religioso también agregó que “usar nuestros cuerpos o parte de ellos caprichosamente viola la dignidad humana. No se puede alquilar ni comprar una persona ni parte de una persona, precisamente porque es persona y no una cosa. Por esa misma razón no se deben tener hijos de la manera que los procura la fecundación in vitro porque no tenemos derecho a tener hijos, porque los hijos, precisamente por ser personas, no son objeto de derechos, sino sujetos de ellos. El querer ser padre o madre a toda costa, sin importar los medios que se usen para serlo, puede terminar siendo una violación a la dignidad de los hijos a quienes digo querer tanto”.