El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, anunció el viernes la disolución del Parlamento y confirmó que el país se dirigirá a elecciones anticipadas el 23 de febrero. Esta decisión se produce tras el colapso de la coalición tripartita liderada por los socialdemócratas de Olaf Scholz, que enfrentó intensas luchas internas sobre la mejor manera de revitalizar la economía alemana.
El anuncio ha tomado por sorpresa a la nación, que ahora se prepara para un periodo electoral marcado por el debate sobre cómo reactivar la mayor economía de Europa. Las disputas internas en el gobierno sobre estrategias económicas se intensificaron, especialmente después de un reciente atropellamiento masivo en un mercado navideño, lo que ha reavivado los acalorados debates en torno a la seguridad y la inmigración.
En su declaración, Steinmeier subrayó la importancia de la estabilidad política en este momento crítico, instando a que la campaña electoral se desarrolle «con respeto y decencia». Además, hizo un llamado a que los procesos electorales sean conducidos con medios justos y transparentes, advirtiendo sobre la creciente amenaza de la influencia extranjera, en particular en redes sociales.
«El odio y la violencia no deben tener cabida en esta campaña electoral, ni tampoco la denigración o la intimidación… todo esto es veneno para la democracia», enfatizó Steinmeier, estableciendo un claro marco para el comportamiento esperado durante las elecciones.
Con la fecha de las elecciones fijada, el país se prepara para una intensa campaña política que podría definir el futuro de la gobernanza y las políticas en Alemania, en un contexto donde la estabilidad económica y social se han vuelto cruciales.