Las relaciones sociales son un aspecto fundamental para la salud del ser humano y, en consecuencia, para un envejecimiento saludable. La actividad social consiste en la relación que se produce entre las personas que viven en un mismo lugar.
Esta relación hay que trabajarla diariamente para poder sobrevivir en armonía. En ocasiones no es una tarea fácil y requiere esfuerzo por todas las partes implicadas. El tener una vida social activa es un signo claro de salud.
La interacción con otras personas trae de la mano la utilización de la mente. Como consecuencia, te mantienes activo y sano, y es que, necesitas establecer contacto habitual con la gente de tu entorno para sentirte mejor.
Los humanos tenemos una necesidad constante de querer desahogarnos o contar lo que nos pasa a otras personas. Esa liberación que produce el hablar de tus problemas o virtudes, causa en ti un estado de bienestar que ayuda a que seas más saludable.
Además que el dialogar con otras personas sirve para resolver diferentes situaciones; puedes y debes hablar por placer con otra gente. También lo puedes hacer para compartir experiencias, intercambiar opiniones, reír con alguna anécdota, o simplemente, contar un problema que tienes.
No está bien guardarse todo para uno mismo.
La vida compartida es mucho mejor. ¡Ojo! Tampoco es recomendable compartir todo con cualquier persona. Debes saber distinguir de qué puedes hablar con cada persona que te encuentras en tu vida.
La mejora de tu comunicación te garantizará más oportunidades de éxito en la vida.
Sabrás defenderte mejor en diferentes contextos y eliminarás muchas inseguridades de tus pensamientos. Se recomienda que leas y que nunca dejes de aprender cómo comunicar mejor lo que sientes. El hablar es una gran terapia y encima es gratuita. Habla con quien quieras o necesites hablar, ¡pero habla! / M.V
Con información de Hábitos Saludables
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