A lo largo de sus 22 años de jacarandosa pero, muy vergonzosa trayectoria, la revolución forajida ha, trampeado, saboteado, deshonrado, se ha mofado -sin reposo ni solución de continuidad- de toda especie de diálogos o caricaturas de éstos, celebrados con los opositores, la mayoría promovidos por élla misma, es decir, por la sedicente Revolución, para ganar tiempo, sobrevivir, engatusar, recibir conteo de protección, respiración boca a boca, proceder con manifiesto timo y mala fe, en sus diferentes, colores, tenores, sabores, olores y pestilencias. Siempre, con la vista puesta en lo suyo: seguir robando, porque la narcorrevolución vive para robar y roba para vivir.
La pauta la marcó, el felón de Chávez (q.e.p.d.). Como presidente electo, principios de diciembre 1998 a 23 de enero de 1999, al designar una comisión de venezolanos honorables que cayeron por inocentes al creer que podían colaborar en la elaboración de una convocatoria democrática, para la Asamblea Nacional Constituyente, ANC. Todo para que segundos, apenas, de haber jurado, el estrenado Presidente, les diera su patadón al convocar, de manera unilateral y en los términos que le dio su forajida gana, la citada Asamblea.
Lo hizo, igual, con todos aquellos a quienes llamó al Palacio Presidencial, ya instalado en este último, para oír proposiciones, para la ANC. En lo que al suscrito se refiere, tuvimos el disgusto de expresarle al felón, en sus propias narices, frente a testigos, palabras más, palabras menos: “Gracias por su invitación, señor, pero me temo que su verdadera intención con la cacareada ANC, es entronizar un desgobierno autoritario, totalitario, militarista, que lanzara al país por el despeñadero“. No volvieron a invitarme Como en vida del felón, utilizamos los mismos adjetivos contenidos en la presente crónica -o peores- nos consideramos legitimados para seguirlos empleando para referirnos al ya cadáver.
Al empresariado venezolano le dieron, también, su dosis de engañifas durante las deliberaciones de la ANC, porque mientras dialogaban, con quien no se podía dialogar, el narcozafio les disparó más de 40 Decretos-Leyes, por la espalda, a traición y sobreseguro. Volvió a comportarse, igual, con el llamado, “Grupo de Boston“, supuesta avanzada de amistad entre parlamentarios de EE. UU y de Venezuela. Lo repitió con las, largas y tediosas conversaciones, Gobierno/Oposición presididas por el entonces Secretario General de la OEA, César Gaviria, quien al final, cargó con el papelón de bobo sin remordimiento.
Reincidió, con las fementidas, mediaciones de la Fundación Carter, desde 2002 hasta 2014. A esta última no le fue tan mal, en lo que al bolsillo se refiere, pues manos en la masa, el propio narcodesgobierno filtró los videos de mister Carter, cabildeando a favor de un poderosísimo grupo empresarial caído en desgracia con el ya desenfadado dictador. Y en materia de cabildeos, no hay almuerzo gratis.
Fingió y fingió, otra vez, la susodicha RoboLución, con las supuestas negociaciones, a partir de abril de 2014, en el marco de la llamada Mesa de Diálogo, en la que mediaron, el llamado, Grupo de Cancilleres Latinoamericanos; la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR); un testigo de la Santa Sede, más las coludidas “facilitaciones” de los prevaricadores, Samper Pisano y Zapatero. Este último adicto a “facilitarse”, con la Tesorería del desgobierno gamberro, desde tiempos de su embajador Raúl Morodo, hasta la presente fecha.
La misma medicina de diálogos envenenados, para ganar tiempo, prosiguieron con las jornadas celebradas en República Dominicana (2016-2017); con la Conferencia Internacional promovida por México y Uruguay, 2019, que atendió los llamados del señor Gutierres y Su Santidad; con el propio Guaidó, cuando apenas posesionado como presidente de la Asamblea Nacional, incurrió en la ingenuidad de acudir a un encuentro “secreto“ hecho público con un video, filtrado por el propio narcodesgobierno. Con los diálogos de Barbados.
Todo ello sin contar, las numerosas parodias montadas con opositores colaboracionistas, convictos y confesos. La llamada “Mesita de Diálogo“, una entre muchas otras, con la que se intentó legitimar, sin éxito, las espurias elecciones parlamentarias de diciembre de 2020 ¿Hemos pasado por alto, algún episodio del tan bochornoso periplo de diálogos? Ha sido omisión intencional. La presente crónica hubiese sido un somnífero y todo vale para que nadie se quede dormido mientras la lee.
Respetamos que el gobierno de EE. UU., y la Unión Europea le hayan “sugerido“ a Guaidó, y éste, ¿qué más remedio! aceptado la “sugerencia“ de, nuevas sesiones diálogos, al parecer con la facilitación de Noruega.
Pedir que las nuevas jornadas sirvan para salir de la narcotiranía, sería una ingenuidad en la que no nos proponemos incurrir. Mismos hombre más similares procedimientos, igual, a idénticos resultados.
Quiera Dios ¡siquiera! que de la consabida puerta giratoria de perseguidos políticos, producto de tales negociaciones, se logre que, salgan más presos que los que la narcosatrapía, vuelva a zampar a sus ergástulas.
Que regresen más repatriados de los que se vean obligados a salir del país huyéndole, a la incuria social, hambre incluida, al hampa callejera y palaciega, sin mencionar los muertos por hipotermia al remontar Los Andes y los ahogados tratando de fugarse a nado a Trinidad, donde si es que llegan vivos el celestino de Keith Rowley, ordena caerles a palos.
Que en lugar de entregarles el país, a la narcoguerrilla colombiana y al narcofundamentalismo musulmán, lo subasten, a precio de gallina flaca, a los impresentables, Putín, Xi Jinping, Endorgán. Al exactor Steven Seagal, gordiflón, flatulento, antítesis de la sana competición deportiva, quien días atrás viajó a Caracas a payasear y más que eso, a hurgar con el narcotirano, la posibilidad de algún guiso, miti-miti, a lo Maradona.
Que siga el saqueo de Venezuela. Pero en carretillas, en lugar de camiones de volteo, como los usados por el narcotirano, cuando la gente de Odebrecht lo sobornó con unas decenas de millones de dólares.