Un fuerte contingente de militares irrumpió la madrugada del martes en la cárcel conocida como “La Tolva”, en el oriente de Honduras, para continuar con un fuerte operativo de desarme de las pandillas que alberga esa prisión.
Al estilo de los operativos realizados por las fuerzas del orden de El Salvador, desde la víspera los soldados hondureños buscan pacificar las prisiones, donde imperan la violencia y el autogobierno.
De acuerdo con el secretario de Estado de Defensa Nacional de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales, el operativo -denominado «Fe y Esperanza»- pretende que estos centros «dejen de ser escuelas del crimen».
«Nuestra misión es derrotar el crimen organizado que está en las cárceles», dijo a través de su cuenta de Twitter.
“El sistema penitenciario en Honduras es una escuela de crimen corrompida y vamos a desmontarla y darle seguridad al pueblo”, agregó en otro tuit el ministro de Defensa.
El detonante para intervenir las cárceles fue la matanza que se produjo la semana pasada cuando presas integrantes de la pandilla Barrio 18 acabaron con la vida de 46 privadas de la libertad en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social situada en Támara, 32 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
Tras la masacre la presidenta Xiomara Castro ordenó pasar el manejo de las cárceles a la Policía Militar del Orden Público, un comando élite de las Fuerzas Armadas. Hasta la semana pasada las prisiones eran administradas por la Policía Nacional y el Instituto Nacional Penitenciario.
Foto: vía twitter Xiomara Castro, presidenta de Honduras