Juan Bautista Briceño un sacerdote promotor de alegría < El Informador Venezuela
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Juan Bautista Briceño un sacerdote promotor de alegría

Los católicos y los hermanos cristianos en general heredamos  el sufrimiento del Calvario de Cristo y por ello asumimos el camino de salvación como un tránsito doloroso en el cual debemos cargar nuestra propia cruz para que al final del viaje nuestro espíritu se encuentre con Dios.

 

No obstante si analizamos la vida de Jesús y nos guiamos por su palabra podemos ver y entender que el camino de fe que nos muestra está lleno de alegría, solidaridad, entusiasmo y reafirmación de las potencialidades humanas. “Hijo del Hombre”, “Hijo de Dios” y al  asumirse como encarnación de esta dualidad nos dio la inmensa posibilidad de conjugar lo tangible y lo abstracto en una existencia armónica que nos permite celebrar con humana alegría el  poder acceder a la inmortalidad de nuestra alma.

 

Pero no debemos entender que esta alegría de vivir es entregarse a un disfrute desenfrenado de la sensorialidad animal, un agotarse en la satisfacción de los apetitos carnales, debemos entender la alegría como el gozo infinito de cumplir nuestras obligaciones cotidianas y ejercer nuestras responsabilidades en plena conciencia que al mismo tiempo de sabernos humanos entendemos que somos espíritu y que esta doble condición nos hace candidatos para la salvación eterna, es nuestra opción y al tenerla lo más lógico es que nos alegremos y lo expresemos.

 

Todas estas reflexiones  emergen en nosotros al escuchar las homilías del sacerdote Juan Bautista Briceño, un presbítero  de conducta  sencilla  y sabia que en pocos años ha convertido a la feligresía del templo San Juan Bautista de Cabudare en un ejército de voluntades comprometidas con la fe, con esa alegría que manifestaban las multitudes que en Galilea seguían los pasos de Jesús para nutrirse de su palabra redentora.

 

El Padre Juan Bautista Briceño es nítida expresión del sacerdocio comprometido con el hecho social, de ese Cristo encarnado en la pobreza latinoamericana y que ha inspirado movimientos liberadores teológica y políticamente a lo largo y ancho de nuestros países iberoamericanos. Movimiento que formalmente se inicia con la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín en 1968, donde las ideas y el ejemplo apostolar  de Don Helder Cámara( Arzobispo de Recife, Brasil) permitieron que la fuerza renovadora del Concilio Vaticano II transformara a nuestro clero en un ejército de voluntades sagradas que al consagrar el pan y el vino luchaban también para que los gobiernos de nuestro subcontinente atendieran con prioridad el hambre de los humildes, al igual que hizo Jesús con la multiplicación de los peces.

 

Pero muy lejos anda el Padre Briceño de los caminos de Camilo Torres, tampoco transita por los  de Ernesto Cardenal y con inteligencia marca distancia de aquellos que  en escenarios públicos reniegan de Obispos y  Cardenales con el propósito de canjear apostasías por favores oficiales. Nada de eso, el Padre Juan Bautista Briceño hace  honor al Santo Patrón de los sacerdotes, San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars quien fue el gran guía espiritual de Europa desde la humildad de un confesionario, en una iglesia de un poblado de apenas cien habitantes.

 

Por ello  su arma principal para combatir las injusticias y las incorrecciones sociales es la oración, esa oración permanente del Peregrino Ruso donde el corazón se mantiene conversando con Jesús y las manos y la mente aplicadas al esfuerzo, al trabajo, al logro de objetivos materiales en beneficio de los más necesitados, en la búsqueda de tener una sociedad solidaria que tenga a Dios por pastor y a la caridad y el amor como camino para llegar a la paz. Oración, confesión, caridad, trabajo, justicia y compasión, estas parecieran ser las reglas de oro del Padre Juan  Bautista Briceño y todas las cumple sumándolas a una gran alegría pastoral donde la juventud es la espada de San Miguel que derrota a los demonios de la tristeza.

 

Otra característica de gran profundidad mística distingue al Padre Juan Bautista Briceño y es que desde el  Púlpito (ya no se usa pero hay que recordarlo como parte indispensable da la Homilía) se convierte en látigo poderoso contra las desviaciones pecaminosas como si el  Bautista primero le insuflara fuerza a sus palabras para llegar con  precisión moral a los oídos del pueblo. Y alguna intervención de San Juan Bautista puede haber en el destino de su homónimo Briceño porque este último ha sido párroco, con muchos años de permanencia, en la Iglesia San Juan Bautista de Carora y ahora en la San Juan Bautista de Cabudare.

 

Precisamente en honor a San Juan Bautista el padre Briceño  siempre  prepara unas jornadas de gran alegría para la semana aniversario de este Santo, cuya fecha se celebra el 24 de Junio.

Y dentro de todas estas actividades aniversarias la feligresía de la Parroquia San Juan Bautista, de Cabudare, está  en oración permanente por la beatificación de Monseñor  Arturo Celestino Álvarez, nacido en Zaraza y quien fue Obispo en las Diócesis de Maracaibo y Calabozo. El ya ha sido declarado Siervo de Dios y su proceso hacia la santificación marcha con fuerza debido a los múltiples favores que ha venido confiriendo a los devotos que piden su intercesión. Con la bendición del todopoderoso y con la alegría de la fe sigamos por el camino.”Yo soy el Camino” nos prometió Jesús, amén.

Desde el Movimiento DECODE le enviamos un saludo fraterno al este sacerdote consecuente con el trabajo social y la fraternidad parroquial.

 

Jorge Euclides Ramírez

Foto: Cortesía

LA

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