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A un gavilán no se lo lleva el olvido

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Cuenta una anécdota secreta que la cubana Olga Guillot, una grandiosa de la canción romántica, le dijo a José Rómulo Sosa Ortiz: «Oye, chico, si quieres triunfar, desde ahora te llamarás José José». Así nació el nombre de un gran artista a quien otro grande, el español Camilo Sesto, produjo su décimo trabajo discográfico. De estas tres glorias de la balada, queda su legado hecho recuerdo.

Este 28 de septiembre se conoció el fallecimiento de José José, en el estado de Florida (EEUU). Ocurre a 20 días de haber fallecido de Camilo Sesto, y a casi un mes de la fecha pautada para que el Salón de la Fama le concediera el reconocimiento «Leyenda Viva».

Se le recordará siempre como aquella portentosa voz  que en 1970 destempló a todos los asistentes al Festival OTI, y que desde entonces comenzó a brillar en los escenarios musicales del mundo.

Nacido en una modesta colonia de la capital mexicana, Los padres de José impregnaron sus genes con el canto y la música. Su carrera comenzó de manera profesional en 1965 con unos discos sin trascendencia. Antes integraba un trío en el cual tocaba el toloche. Así se ganaba la vida.

En 1968 consigue notoriedad al pegar  su primer éxito discográfico: “La nave del olvido”. Le seguiría El Triste y su primera crisis de alcoholismo, la misma enfermedad que acabó con su padre. Finalizaban los 70, pero los 80 fueron el cenit de su carrera: premios, giras, cine, duetos inolvidables, récord de ventas.

En los 90 su voz comenzó a doblarse, aunque el éxito de 40 y 20 le ayudó a disimularlo. Pero lo mismo no pudo hacer con su depresión, el alcohol y las drogas. Otra voz toca fondo y otra vez se levanta. Fue a partir de 2000, década cuando el Grammy y el Paseo de la Fama lo honran.

José José superó los 250 millones de discos en ventas, pero también las enfermedades que podía padecer. Además del alcoholismo, las inyecciones de cortisol le dañaron las cuerdas vocales. Le había sido diagnosticada diabetes y efisema pulmonar.  Pero lo que terminó con su canto fue la enfermedad de Lyme, a causa de una bacteria, la cual paralizó el lado izquierdo de su cuerpo.

Esa bacteria provocó problemas en un ojo, la laringe, faringe, un pulmón, el estómago y los intestinos. El daño fue tal que estuvo a punto de suicidarse. El propio intérprete lo confesó.

Su fallecimiento se produce en medio de rencillas familiares que lo mantenían alejado de sus hijos mayores, Marisol y José, quienes acusaron a su hermanastra Sarita, de mantener secuestrado a su padre enfermo, lo que él mismo en alguna oportunidad, negó.  

En marzo de 2017 le diagnosticaron cáncer de páncreas, y en junio se lo comunicaba a sus seguidores, a quienes aseguró que continuaba con sus «terapias para salir adelante».

Pareciera que, hasta lo último, un ‘gavilán’ intentó levantarse tras caer, lo que sin duda es una gran lección de amar y querer.  Aunque lo que un día fue no será, la nave del olvido no se llevará a este grande de la canción.

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