Desde la última reconversión monetaria que se llevó a cabo en Venezuela en agosto de 2018, se han producido hasta 10 incrementos del salario mínimo en medio de un escenario de hiperinflación que no da señales de ceder y no están a la vista acciones que puedan controlar su avance consecutivo.
Estos 10 aumentos han implicado un crecimiento nominal del salario cercano al 38.000%, sin que esto se vea reflejado en una mejora del ingreso real de los trabajadores en la nación suramericana.
El fenómeno se produce, porque en medio del desarrollo del proceso hiperinflacionario, no es posible sostener el poder de compra del salario de los trabajadores, que luce impotente ante el incremento de los precios de cada uno de los productos que se encuentran en la canasta básica y en el resto de los servicios básicos.
Por otro lado, está la evolución del tipo de cambio que en los primeros ocho meses se incrementó 300%, manteniendo una “cierta estabilidad” en las últimas seis semanas donde el alza y la baja de la moneda norteamericana llegó a picos para luego bajar a niveles de varios meses atrás y recuperar luego el espacio perdido.
El último aumento de salario mínimo se produjo en el mes de mayo de 2021, cuando paso de Bs. 1.800.000 a Bs.7.000.000 millones. El incremento nominal de más de Bs 5.000.000 implicó un alza de 288%.
Con una reconversión monetaria en puertas que suprimirá seis ceros al valor facial de nuestra moneda, el salario mínimo pasará a ser Bs 7.
Al cierre de las primeras tres semanas de septiembre, ese salario era equivalente a 1,7 dólares, lejos de aquellos 18,7 dólares que implicaba la remuneración mínima de septiembre de 2018 cuando se llevó a cabo esa reconversión monetaria.
En tres años el salario mínimo, calculado en dólares ha caído 90,9%, lo que obliga a esperar el ajuste de este indicador de la economía por parte del Ejecutivo nacional.
Los dirigentes sindicales del sector público han propuesto un salario base de 60 dólares mensuales, el cual estaría implicando dos dólares diarios. de esta forma saldría de la línea de pobreza extrema el ingreso mínimo de los trabajadores, que según los lineamientos de Naciones Unidas se ubica en 1 dólar diario.
Para el movimiento sindical resulta impresentable un salario base de Bs 7, que representa menos de dos dólares mensuales.
Por su parte, el Gobierno tiene encima la presión de aumentar este indicador a partir de la reconversión monetaria que entrará en vigencia este viernes 1 de octubre. Sin embargo, no ha trascendido cuál es la posición del Ejecutivo al respecto.
El problema se presenta en la reactivación del aparato productivo del país y en la verdadera recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, donde el gobierno tiene ante si un panorama donde debe atacar el problema de raíz para poder llevar a cabo políticas que le devuelvan al venezolano la garantía de un porvenir económico en el que tenga más alla de la capacidad de sustento, capacidad de ahorro. /JU
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