Exactamente dos meses después de las elecciones presidenciales de Venezuela, el gobierno español ha llegado a la conclusión de que la administración de Nicolás Maduro no va a hacer públicas las actas electorales que reflejen los resultados reales de los comicios.
Así lo ha declarado este viernes 27 de septiembre el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, quien se encuentra en Nueva York, participando en la Asamblea General de Naciones Unidas.
«Yo, sinceramente, no creo que el gobierno (venezolano) vaya a publicar las actas», ha explicado en rueda de prensa, citado por el diario español “El Mundo”.
La comunidad internacional ha defendido de manera unánime que el gobierno de Caracas presente esas actas.
El problema para el ejecutivo bolivariano es que esos documentos, casi con toda seguridad, reflejarían una victoria aplastante de la oposición de Edmundo González.
De hecho, la oposición ha logrado obtener copias del 80 % de esas actas, en las que se refleja que los seguidores de González obtuvieron nada menos que más de dos tercios de los votos.
¿CALLEJÓN SIN SALIDA…?
El cambio de actitud en relación con las actas refleja el callejón sin salida de la crisis política desencadenada en Venezuela por la negativa de Nicolás Maduro a aceptar su derrota y dejar el poder.
El atasco también llega a la comunidad internacional. El pasado jueves 26, a iniciativa de Estados Unidos, 31 países firmaron en Nueva York una declaración que afirmaba taxativamente que González había obtenido «la mayoría de los votos».
En teoría, ese texto debería significar que González ha ganado las elecciones, y, por tanto, que él es el presidente electo de Venezuela.
Pero las cosas son más enrevesadas y no tan fáciles como parecieran. La comunidad internacional, haciendo gala de un formidable salto trapecista dialéctico, ha decidido que el ganador de las elecciones no tiene por qué ser necesariamente el presidente.
Así lo ha explicado Albares en su comparecencia, cuando, en referencia a los asignatarios del documento, señaló que «todos queremos que la voluntad democráticamente expresa de los venezolanos sea la que triunfe«, pero, al mismo tiempo, ha matizado que ese objetivo «tiene que ser por medio del diálogo y la negociación», y que «la solución debe ser entre venezolanos y venezolanos; no puede venir del exterior».
¿NEGOCIAR…? CON NADIE
Pero hay otro problema, y es que el gobierno de Maduro nunca ha mostrado una particular propensión a negociar con nadie, dentro o fuera de sus fronteras.
Al mismo tiempo, la comunidad internacional quiere evitar una repetición de lo sucedido en 2019, cuando reconoció como presidente legítimo al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó.
El chavismo se cerró en banda, y, pese a el aislamiento diplomático y a las sanciones económicas, impuestas por el gobierno de Donald Trump, se mantuvo en el poder.
La llegada de Biden a la Casa Blanca, con su levantamiento parcial de las sanciones, allanó el camino para la crisis.
Aunque el número de signatarios fue inicialmente de 31 entre países y organizaciones multilaterales—como la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea—, este viernes 27 se estaban sumando nuevos Estados al manifiesto, y el Departamento de Estado de Estados Unidos preveía que, en la noche, el número de firmantes pudiera ascender a 40.
OTRO FOCO DE TENSIÓN
La crisis electoral de Venezuela es para Albares «el principal foco de tensión en Iberoamérica y Latinoamérica», pero no es la única que la diplomacia española tiene que afrontar en ese país, pues también está ahí mismo la detención de dos ciudadanos españoles, acusados de espionaje.
En este tema, el ministro ha sido cauto, debido al delicado aspecto humanitario del problema, y no ha querido hacer declaraciones.
Normalmente, la liberación de ciudadanos detenidos en terceros países con cargos ficticios suele ser un proceso largo, que requiere de negociaciones muy discretas.
En esta Asamblea General de Naciones Unidas, Albares ha tocado el tema con la representación venezolana, pero no con el ministro de Exteriores de ese país, Yván Gil, que ha representado a Maduro en el evento.
España tiene otro frente más en Iberoamérica, debido a la exigencia de la presidenta electa mexicana, Claudia Sheinbaum, de que el rey Felipe VI pida disculpas por la conquista del imperio azteca por Hernán Cortés en el siglo XVI.
Albares ha insistido en que su gobierno «no va a aceptar es que vaya a haber cuál que otra representación, que no sea la del jefe del Estado, que es el rey».
El titular de Exteriores se ha mostrado optimista en relación al futuro de las relaciones entre España y México debido a los fuertes vínculos personales, comerciales, económicos y culturales entre los dos países.
Según fuentes diplomáticas, la exigencia de la presidenta mexicana es una imposición de sucesor, el populista Andrés Manuel López Obrador.
Fuente: Versión Final
Gráfica: Archivo
RG