Al menos 397 personas perdieron la vida y 83 permanecen desaparecidas en Filipinas debido al devastador tifón Rai que golpeó el archipiélago hace dos semanas, conforme a la actualización este martes de las cifras oficiales.
El Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres (NDRRMC), que verifica y corrobora los datos de las diferentes agencias sobre el terreno, además señaló que 1.147 personas resultaron heridas y casi 561.500 fueron desplazadas.
Más de la mitad de los desplazados se encuentran en alguno de los 1.200 centros de evacuación auspiciados por las autoridades, donde se teme que la masificación de las instalaciones pueda derivar en grandes brotes de covid-19.
Rai, que tocó tierra el día 16 con ráfagas de viento de hasta 240 kilómetros por hora, cruzó de este a oeste por unas nueve islas del país y afectó a más de 4,2 millones de personas, conforme a las cifras oficiales.
El tifón dejó un rastro de destrucción durante su trayecto sobre filipinas y causó daños en viviendas, infraestructuras y cultivos agrícolas valorados en 22.000 millones de pesos filipinos (más de 437 millones de dólares o casi 386 millones de euros).
El Gobierno filipino declaró el pasado miércoles el estado de calamidad en seis regiones afectadas por el devastador tifón.
El embate del tifón, conocido como Odette en el país y el decimoquinto en llegar a Filipinas este año, ha golpeado en un momento delicado debido al miedo por la nueva variante ómicron del coronavirus.
Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan, el mayor de la historia reciente de Filipinas y que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
Filipinas es uno de los países más vulnerables a la crisis climática debido a los desastres naturales y, además, se asienta sobre el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico», una zona que acumula alrededor del 90 % de la actividad sísmica y volcánica del planeta.