La reina Isabel II volvió a aparecer en público tras permanecer en ausencia por un lapso de cinco meses por problemas de salud. Esta vez para participar en el servicio conmemorativo de su difunto esposo en la abadía de Westminster, donde ingresó del brazo de su hijo, el príncipe Andrés, quien hace poco firmó un acuerdo millonario con una mujer que lo acusaba de abuso sexual.
La reina de Inglaterra participó este martes 29 de marzo en el servicio conmemorativo de su difunto marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, quien falleció el año pasado. En su primera aparición pública en cinco meses debido a problemas de salud utilizó un bastión, aunque dio la impresión de estar bastante bien y recuperada.
A diferencia del funeral, al que solo pudieron asistir 30 personas por los protocolos de la Covid-19, el servicio de acción de gracias en la abadía londinense de Westminster fue un evento mucho más grande, anunciaron las diferentes agencias internacionales de noticias.
Asistieron los miembros de la familia real, con la excepción del príncipe Harry, que ahora reside en Estados Unidos junto a su esposa y sus hijos, por un desacuerdo con el Gobierno sobre la protección de la seguridad.
La congregación también contó con la presencia de reyes y reinas extranjeros como invitados, amigos del difunto duque, políticos, incluido el primer ministro Boris Johnson, figuras militares y más de 500 representantes de organizaciones benéficas y otras organizaciones que Felipe defendió durante sus años de vida.
Isabel II sorprendió al entrar a la ceremonia del brazo de su hijo el príncipe Andrés. Esta inesperada muestra de apoyo provocó murmullos dentro del templo. Esto, ya que en marzo el tercer hijo de la reina alcanzó un arreglo multimillonario con Virginia Giuffre, la mujer que lo acusaba de abuso sexual cuando ella era menor.
La figura de la Reina Isabel II sigue manteniendo a toda la sociedad británica a la expectativa y miles de ciudadanos mantienen a la corona como orden tradicional en el gobierno de la Gran Bretaña, guardando el honor que merece.
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