Centrarse únicamente en soluciones inmediatas, como programas de dieta y ejercicio, no frenará la oleada de obesidad infantil, según un nuevo estudio, publicado en la revista ‘BMC Medicine’, que, por primera vez, traza las complejas vías que conducen a la obesidad en la infancia.
Coordinado por el Centro Charles Perkins de la Universidad de Sídney (Australia), el estudio revela que los niños cuyos padres no terminaron la enseñanza secundaria y que viven en situación de desventaja social tienen más probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad en la adolescencia media. La finalización de los estudios secundarios es un fuerte indicador del estatus socioeconómico.
Estos factores eran «rampas de acceso» que descendían para influir en el índice de masa corporal (IMC) de los padres, lo que a su vez tenía repercusiones inmediatas en el estilo de vida (dieta, tiempo de sedentarismo) sobre el riesgo del niño de desarrollar obesidad.
La profesora Louise Baur, pediatra de la Universidad de Sídney, afirma que la investigación explica por qué la mayoría de las actuales políticas de salud pública para prevenir la obesidad infantil han tenido un éxito limitado.
«Tendemos a ignorar las causas profundas de la obesidad infantil, entre las que se incluyen las desventajas sociales y, por supuesto, no es algo que los padres o los niños elijan por sí mismos», afirma la profesora Baur, coautora del Centro Charles Perkins de la Universidad.
«Aunque las intervenciones en materia de alimentación sana y actividad física son importantes, las soluciones no dependen únicamente de los departamentos de sanidad –añade–. Si queremos cambiar la trayectoria actual de Australia, necesitamos que muchos departamentos gubernamentales trabajen juntos para estudiar cómo introducir cambios estructurales que reduzcan la desigualdad social».
Otras conclusiones interesantes de la investigación son la influencia de los distintos factores de la obesidad en las distintas etapas de la vida, en particular la influencia de la actividad en el tiempo libre después de los ocho años.
También hay influencias diferentes en la forma en que se emplea el tiempo libre y en cómo influye en los niños y en las niñas. En el caso de los niños, un mayor número de juegos electrónicos conduce a un tiempo libre menos activo. En el caso de las niñas, una mejor calidad del sueño hace que duerman más tiempo y tengan un tiempo libre más activo.
La obesidad infantil se produce cuando un niño tiene un sobrepeso significativo para su edad y estatura. Puede conllevar un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina, efectos psicológicos e incluso muerte prematura.
El estudio se basó en datos de «Growing up in Australia: The Longitudinal Study of Australian Children’, una muestra nacional representativa de más de 10.000 niños australianos.
El equipo de científicos y clínicos de primera línea -que reúne los campos de la ciencia de datos, la biología, la pediatría y la salud pública- empleó cerca de dos años en la elaboración de modelos estadísticos de última generación (modelos de redes bayesianas) y análisis fundamentados para desenmarañar una compleja red de rampas de entrada y factores causales, muchos de los cuales interactúan entre sí.
La autora principal, la profesora Sally Cripps, de la Universidad Tecnológica de Sídney, afirma que los conocimientos adquiridos en este estudio son vitales para los responsables políticos de cara al futuro y no podrían haberse logrado sin este variado conjunto de competencias.
«Se trata de una investigación verdaderamente multidisciplinar. Los datos por sí solos nunca bastan para descubrir el complejo conjunto de factores interactivos que conducen a la obesidad infantil –señala–. Pero combinando las habilidades de matemáticos e informáticos con las de expertos en obesidad y nutrición hemos podido predecir y modelizar lo que nunca antes se había articulado con claridad: mostrar la compleja interacción entre múltiples factores ascendentes, descendentes y causales, y cómo se manifiestan a lo largo del tiempo para los niños y las familias».
El autor principal y estadístico, Wanchuang Zhu, también de la Universidad Tecnológica de Sídney y afiliado al Centro Charles Perkins, señala que «es la primera vez que alguien utiliza la modelización estadística avanzada de redes para analizar los complejos factores que conducen a la obesidad infantil. Nos proporciona una imagen mucho más completa», destaca.
El estudio revela que la obesidad infantil es en gran medida un subproducto del estatus socioeconómico y que el nivel de estudios de los padres (tanto paterno como materno) es la puerta de entrada a la obesidad infantil.
Con información de Infosalus.