Debido al fuerte temblor suscitado en las primeras horas de la mañana de este viernes 29 de abril en El Tocuyo y otros estados del país, de las ruinas de Santo Domingo y el templo de Belén se desprendieron algunas tejas, así como largas baras que aún cubren los techos de esas coloniales infraestructuras.
Un grupo de personas que transitaban por la carrera 12 entre calles 15 y 17 en las cercanías de las ruinas de Belén, observaron cómo al sentirse el movimiento telúrico, desde lo alto del techo se desprendieron algunas tejas, piedras y gruesas varas que llevan siglos allí. Las ruinas de Belén, convertidas en muros desolados, ha vencido el tiempo y la naturaleza. Imbatible, persiste como memoria de un templo y un hospital, el primero que se fundó en Venezuela.
Igualmente sucedió con las ruinas de Santo Domingo, se desprendieron tejas y piedras que cubren toda esta construcción colonial ubicada en El Tocuyo en la carrera 10 con la calle 19. El 2 de agosto de 1.950 – un día antes del terremoto – a las 7 de la mañana, se ofició la última misa en el Templo Santo Domingo.
Como se recordará el 3 de agosto de 1.950 bastaron sólo 10 segundos para derrumbar la evidencia de la historia colonial. Ese día, a las seis de la tarde, aproximadamente, también un sismo acababa con casi todo. Muy poco quedó en pie. Según se ha registrado por escrito y de acuerdo con versiones orales, ese 3 de agosto ocurrió una de las mayores tragedias tocuyanas.
La Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) expresó que el sismo fue de magnitud 4.0 y tuvo epicentro al sureste de El Tocuyo, en el estado Lara. Dicho temblor ocurrió a las 6: 12 de la mañana. Se sintió en Lara, Barinas, Aragua, Mérida, Trujillo y Yaracuy.
En El Tocuyo, el alcalde, Félix Linares dijo que el temblor se sintió en gran parte de la ciudad. Indicó que pronto estaba informando los detalles. El burgomaestre se encontraba al momento del temblor en una entrevista en el programa “Las Mañanas con Pedro Timaure” a través de Ideal 104.1 FM a las 6: 12 minutos de la mañana.
Pedro Timaure