Este sábado 30 de noviembre se cumplirán 67 años del desconocimiento, por parte del gobierno de la junta de gobierno de ese entonces, de los resultados de la elección para escoger una Asamblea Constituyente, el 30 de noviembre de 1952.
El desconocimiento fue perpetrado por –como antes se indicó- la junta de gobierno que regía los destinos del país, que integraban el civil Germán Suárez Flamerich como presidente, y los coroneles Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez.
Tales comicios habían sido convocados precisamente por esa junta de gobierno, y –repetimos- de los mismos debía surgir una Asamblea Constituyente que redactaría una nueva Constitución, para, así, comenzar la reinstitucionalización del país, que, como ya se ha señalado, estaba regido por un gobierno de facto.
A tales comicios, concurrieron varias organizaciones políticas, siendo las principales el Frente Electoral Independiente (FEI), en el que se agrupaban los adherentes y simpatizantes del gobierno; el Partido Social Cristiano Copei, para entonces liderado por su fundador, Rafael Caldera, y Unión Republicana Democrática (URD), que encabezaba su máximo dirigente, Jóvito Villalba.
En las primeras horas de la noche de ese día, el entonces Consejo Supremo Electoral emitió, en cadena nacional, su primer boletín parcial acerca de los resultados de la votación, en el cual aparecía en primer lugar URD por un buen margen, seguido de Copei y, en tercer lugar, el FEI.
Pero, sin previo aviso, no se emitió ningún otro boletín en el resto de la noche, ni después tampoco.
Lo cierto es que –y para no extendernos mucho-, al día siguiente, la plana mayor de la dirigencia nacional de URD, como Villalba, Dionisio López Orihuela, Ignacio Luis Arcaya, J. M. Domínguez Chacín y Manuel López Rivas, entre otros, fueron convocados a Miraflores, a donde tales dirigentes concurrieron, y, de allí, por órdenes del gobierno mismo, fueron obligados a abordar en Maiquetía un avión militar y llevados al exilio.
Pocos meses después, a comienzos de 1953, Pérez Jiménez asumía el poder como “presidente constitucional” de Venezuela, con lo que se dio así inicio a una de las más feroces dictaduras que ha sufrido el país.
Pero ésa es otra parte de nuestra accidentada historia política.
Hoy, a 67 años de este lamentable suceso político, no nos queda sino expresar que ojalá no se vuelva a repetir más nunca en Venezuela un hecho de esta naturaleza.
Reinaldo Gómez