AP) — El cementerio islámico en el sur de Gaza estaba destruido, sus tumbas fueron sacadas de la tierra y un cráneo sin dientes quedó expuesto sobre las arenosas ruinas.
Los soldados israelíes llevaron a reporteros en un recorrido por el vecindario de Bani Suheila de la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el cual quedó devastado por la búsqueda de túneles subterráneos de Hamás emprendida por las fuerzas de Israel. Un periodista de The Associated Press vio una mezquita destruida y, en donde alguna vez estuvo el cementerio, ahora hay un foso de 140 metros (yardas) de ancho que abre paso a lo que el ejército describió como un túnel de ataque de Hamás.
Las fuerzas armadas informaron el lunes que ingenieros de combate habían demolido parte de la red subterránea, y dieron a conocer videos en los que se muestran enormes explosiones en la zona.
Mientras Israel prosigue con su campaña militar por tierra y aire en Gaza que, de acuerdo con autoridades de salud del asediado territorio, ha matado a más de 26.000 palestinos, la destrucción de sitios sagrados a manos del ejército ha desatado enérgicas críticas de palestinos y de grupos defensores de los derechos, quienes aseguran que la ofensiva también es un ataque contra el patrimonio cultural. De acuerdo con las leyes internacionales, los cementerios y lugares de culto cuentan con protección especial, y su destrucción puede considerarse un crimen de guerra.
Israel dice que Hamás utiliza este tipo de lugares para encubrir sus operaciones militares, lo que elimina dichas protecciones. Asegura que no hay manera de alcanzar su objetivo militar de destruir a Hamás sin localizar los túneles, donde —según Israel— los combatientes palestinos han instalado centros de mando y control, transportan armas y ocultan a algunos de los 130 rehenes que se cree que aún tienen cautivos. Señalan que la destrucción de los túneles involucra inevitables daños colaterales en lugares sagrados.
“Ya no somos ingenuos”, dijo el general de brigada israelí Dan Goldfus, quien encabezó el recorrido de la prensa el sábado.
Israel ha presentado argumentos similares respecto a sus operaciones dentro y en los alrededores de los hospitales de Gaza.
Goldfus llevó a los periodistas hacia el interior de un túnel que se extendía por debajo de la mezquita y el cementerio. Los reporteros caminaron por un largo túnel de concreto que se dividía en múltiples direcciones y llegaron a una pequeña colección de habitaciones que, según los soldados, fueron utilizadas por Hamás como un centro de mando y control.
Había tres salas abovedadas, una de ellas con cuatro sillas, otra con un escritorio, y una cocina con latas vacías de frijoles y un especiero. Un mando militar afirmó que el túnel, el cual contaba con un transformador eléctrico, ventiladores, tubería, cableado e interruptores, se extendía por 800 metros y estaba conectado a una red más amplia de túneles en el sur de Gaza.
El cementerio demolido, según un análisis por satélite, parece haber sido el de Shuhadaa Bani Suheila.
Desde que Israel declaró la guerra a Hamás el 7 de octubre, ha acusado repetidamente al movimiento palestino de utilizar los emplazamientos civiles de Gaza como tapadera para usos militares. Afirma que las operaciones militares —desde el asalto a hospitales hasta la excavación de cementerios y la destrucción de lugares sagrados— son necesarias para desmantelar los centros de mando y los búnkeres de los combatientes palestinos.
Según un organismo de la ONU, el ejército israelí ha dañado 161 mezquitas en el curso de sus operaciones. El organismo dijo que no ha contabilizado el número de cementerios dañados.
Goldfus afirmó que las fuerzas israelíes destruyeron la mezquita después de que les dispararan desde su interior. Imágenes difundidas por los medios de comunicación israelíes mostraban a los soldados utilizando explosivos para volar las paredes del primer piso de la mezquita, lo que provocó su colapso.
La UNESCO ha pedido tanto a Hamás como a Israel que se abstengan de atacar lugares de importancia cultural.
Según el Estatuto de Roma, un tratado de 1998 por el que se creó la Corte Penal Internacional, los cementerios y las mezquitas reciben protección especial como “bienes civiles”. La destrucción de estos lugares puede considerarse un crimen de guerra, según la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos.
Israel argumenta que los lugares pierden su protección cuando se utilizan con fines militares y cuando el beneficio operativo de atacarlos supera la pérdida de vidas civiles e infraestructura.
Goldfus dijo que la destrucción de la mezquita y la excavación del cementerio eran esenciales para localizar unos 60 tiros de túnel en la zona. A los periodistas sólo se les mostró un tiro.
El desmantelamiento de la red de túneles, según Goldfus, plantea un “desafío” para las fuerzas israelíes. Dijo que es difícil operar en la zona sin dañar lugares sagrados e incluso restos humanos.
“Intentamos apartarlos en la medida de lo posible”, dijo cuando se le preguntó por los cadáveres excavados. “Pero recuerden, cuando estamos luchando en este lugar, y su enemigo los flanquea una y otra y otra vez, y utiliza estos recintos para esconderse, no hay mucho que puedas hacer”.