Unos mercados financieros ya nerviosos por el conflicto entre Rusia y Ucrania, la subida de los tipos de interés en Estados Unidos y la desaceleración de la economía china, se han visto sacudidos por el cierre de la mayoría de la actividad, decretado esta semana por el aumento de casos de Covid-19 en la ciudad de Shanghái, la más poblada del país.
Las autoridades prometen rebajas fiscales para los empresarios y mantener su concurrido puerto en funcionamiento para limitar las alteraciones en la industria y el comercio.
El gobierno reportó este miércoles 301-Mar, 8.825 nuevas infecciones en todo el país, incluyendo 7.196 casos de personas asintomáticas. El dato incluía los 5.987 registrados en Shanghái, de los cuales solo 329 presentaron síntomas.
El número de contagios detectados en China en la última ola de la pandemia es bajo con respecto a otros países importantes. Pero el gobernante Partido Comunista está aplicando una estrategia de “tolerancia cero» que busca aislar a todos los infectados.
Alrededor de 9,1 de los 26 millones de habitantes de Shanghái se sometieron a pruebas de detección del virus el miércoles, según las autoridades de salud. Además, se realizará una “desinfección preventiva” de complejos de apartamentos, edificios de oficinas y centros comerciales, agregaron.
El gobierno está intentando ajustar su estrategia de lucha contra la Covid-19 para frenar la pérdida de empleos y otros costos en la segunda mayor economía del mundo. China es el mayor socio comercial de todos sus vecinos, incluyendo Japón y Corea del Sur.
Se esperaba que la previsión de crecimiento económico bajase con respecto al 8,1% del año pasado debido a la campaña gubernamental para reducir al deuda corporativa y a otros desafíos no relacionados con la pandemia. El objetivo del Partido Comunista es el 5,5%, pero las previsiones señalan que parece difícil de alcanzar y que requerirá de estímulos al gasto.
Sin embargo, el impacto del confinamiento en Shanghái debería ser “relativamente moderado» si se logra contener el brote tan bien como ocurrió antes en Shenzen, un centro de negocios del sur del país, explicó Rob Carnell, economista jefe de ING para Asia.
Funte: AP