AstraZeneca, una empresa farmacéutica global con sede en Cambridge (Inglaterra), ha admitido ante la justicia británica que su vacuna contra el virus que paralizó al mundo en el 2020, podría tener “un efecto secundario raro”. Esta admisión se dio en medio de una demanda colectiva interpuesta por un grupo de 51 personas de Reino Unido, quienes aseguraron que la vacuna causó lesiones graves, e incluso la muerte, en quienes fue aplicada durante la pandemia, solicitando una reparación por los daños y perjuicios ocasionados por un valor estimado de hasta 100 millones de libras esterlinas.
El laboratorio rechazó inicialmente las afirmaciones, pero en febrero terminó por aceptarlas en un documento legal presentado ante el Tribunal Superior, admitiendo que su vacuna puede, en casos muy raros, causar el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS), una afección poco frecuente que ocurre cuando se forman repentinamente pequeños coágulos de sangre en todo el cuerpo y cuando se agotan grandes cantidades de plaquetas.
La profesora titular de la Facultad de Exactas de la UNLP, investigadora principal del Conicet y experta en vacunas, Daniela Hozbor, explicó que se trata de casos “raros”, es decir, de baja frecuencia. Según Hozbor, se han reportado algunos trabajos en donde se analizó y se observó que este síndrome de trombosis con trombocitopenia ocurre entre 0,2 y 0,3 por cada 100 mil vacunaciones, hasta 1 por cada 100 mil vacunaciones. En comparación con la trombosis que provoca la propia enfermedad de la covid-19, esto es considerado bajo.
La admisión de AstraZeneca ha generado controversia, ya que algunos abogados de los demandantes argumentan que la vacuna es “defectuosa” y que su eficacia ha sido “muy exagerada”. Además, un grupo de científicos identificó un vínculo entre la vacuna y una nueva enfermedad llamada trombocitopenia y trombosis inmunitarias inducidas por vacunas (VITT) en marzo de 2021, poco después de que comenzara el lanzamiento de la vacuna Covid-19.
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