El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, se comprometió el martes a lanzar una incursión sobre Rafah, la ciudad del sur de Gaza en la que cientos de miles de palestinos se refugian de una guerra que dura ya siete meses, mientras las negociaciones para un alto el fuego entre las autoridades israelíes y Hamás parecen cobrar fuerza.
Las declaraciones de Netanyahu se produjeron horas antes de la llegada del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a Israel para avanzar en el diálogo para una tregua, en la que parece ser una de las rondas de contactos más serias entre los dos bandos desde el inicio del conflicto. El objetivo del acuerdo es liberar a los rehenes, llevar cierto alivio al sitiado enclave y evitar una ofensiva en Rafah que podría causar daños a la población civil.
Hablando ante un grupo de familias en duelo y de una organización que representa a parientes de cautivos retenidos por los insurgentes, Netanyahu dijo que Israel entrará en Rafah para destruir a los batallones de Hamás que quedan allí, con independencia de que se alcance una tregua o no.
“La idea de que pararemos la guerra antes de conseguir todos sus objetivos está fuera de lugar», dijo el líder israelí según un comunicado de su oficina «Entraremos en Rafah y eliminaremos a los batallones de Hamás allí — con o sin acuerdo — para lograr la victoria total».
Netanyahu ha enfrentado a la presión de sus socios de gobierno nacionalistas para no seguir adelante con un acuerdo que podría impedir la invasión de Rafah, que según afirma es el último bastión del grupo insurgente. Su mandato podría verse amenazado si accede a un pacto porque los miembros más conservadores de su ejecutivo han exigido un ataque contra la ciudad.
Pero con más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de la Franja refugiados allí, la comunidad internacional, incluyendo el principal aliado de Israel, Estados Unidos, ha dado la voz de alarma sobre cualquier ofensiva que ponga en peligro a los civiles.
No estuvo claro si las declaraciones de Netanyahu estaban pensadas para calmar a sus socios de coalición o si incluirían en un posible acuerdo con Hamás.
Netanyahu se dirigió al Foro Tikva, un pequeño grupo de familiares de rehenes distinto al grupo principal que ha indicado que prefiere ver a Hamás aplastado antes que la libertad de sus seres queridos. Las familias y sus partidarios se han manifestado por miles cada semana para pedir un acuerdo que devuelva a los rehenes a casa, alegando que deberían tener prioridad sobre la acción militar.
El acuerdo que se está discutiendo — mediado por Estados Unidos, Egipto y Qatar — contemplaría la liberación de docenas de rehenes a cambio de un alto el fuego de seis semanas en una fase inicial, según un funcionario egipcio y la prensa israelí. Cientos de palestinos presos en cárceles israelíes también quedarían libres.
El punto de fricción está en lo que ocurriría después. Hamás ha exigido garantías de que la eventual liberación de todos los rehenes pondrá fin a la campaña israelí en Gaza y supondrá la retirada de sus tropas del arrasado territorio. Israel solo ha ofrecido una pausa prolongada y se comprometió a reanudar su ofensiva una vez finalice la tregua. Esta cuestión ha obstaculizado repetidamente los esfuerzos de los mediadores durante los meses de conversaciones.
Netanyahu ha rechazado repetidamente frenar la guerra a cambio del regreso de los rehenes y dice que la operación en Rafah es crucial para destruir a los insurgentes.
La guerra en Gaza comenzó tras el asalto sin precedentes del 7 de octubre sobre el sur de Israel en el que los insurgentes mataron a alrededor de 1.200 personas, en su mayoría civiles, y capturaron a unas 250 más como rehenes. Se cree que Hamás tiene alrededor de 100 israelíes cautivos en Gaza y los restos mortales de al menos 30 más.
La posterior campaña aérea y terrestre israelí en la Franja se ha cobrado la vida de al menos 34.536 palestinos, en su mayoría mujeres y menores, según el Ministerio de Salud gazatí, cuyo conteo no diferencia entre víctimas civiles y combatientes. Al menos 77.704 personas más han resultado heridas, añadió.
Los combates han obligado a alrededor del 80% de la población gazatí a abandonar sus hogares, causó una destrucción generalizada en varias localidades y ciudades y dejó al enclave al borde de la hambruna.
AP