El estrés en dosis precisas puede ser la chispa necesaria para alcanzar los proyectos; pero, de forma descontrolada, se convierte en un gran obstáculo. Antiguamente esta reacción surgía ante posibles amenazas, en cambio actualmente suele ocurrir ante situaciones del día a día. Por eso, es importante saber cómo afrontarlas.
Mónica Sagardoy, psicóloga general sanitaria de la unidad de Salud y Bienestar Mental del Hospital Quirónsalud Digital, ofrece una serie de consejos para reducir este trastorno de salud mental.
El estrés es un patrón de respuestas que aparecen ante ciertos estímulos que trastocan el equilibrio de una persona y que son difíciles de afrontar. Por tanto, para que surja esta reacción es necesario que haya un suceso amenazante, ya sea puntual o continuo.
Cuando se trata de situaciones que ponen en riesgo a la persona o a sus seres queridos se conoce como estrés agudo o estrés postraumático. Sin embargo, habitualmente está causado por cambios significativos en la vida y que suponen una dificultad para adaptarse a ellos, como por ejemplo una ruptura sentimental no aceptada. En este punto, además, hay que añadir el síndrome de desgaste profesional que provoca estrés crónico en el trabajo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la vulnerabilidad de la persona, es decir, la capacidad para sobrellevar y enfrentarse a situaciones adversas. Esto es algo que influye sobre todo en el estrés causado por los cambios vitales.
Señales de estrés postraumático. Este tipo de estrés causado por situaciones amenazantes puede causar los siguientes síntomas:
Vivir el suceso de forma repetida, tener pesadillas, sentir desapego hacia otras personas, no tener motivación, evitar situaciones relacionadas con el trauma, presentar hipervigilancia, tener insomnio, indicios de estrés agudo.
Este estrés puede provocar: dificultad de atención, falta de orientación, pérdida de memoria o amnesia, hiperactividad, taquicardia, sudor, síntomas de estrés por cambios vitales
Aunque la respuesta del estrés puede variar ante cambios importantes en la vida, las señales más habituales incluyen: bajo estado anímico, ansiedad ,preocupación, sensación de no ser capaz, deterioro en la realización de actividades del día a día.
Cómo ayuda la Psicología a una persona con estrés
Primero, es necesario conocer cuál es el origen y por qué se mantiene, así como los factores que están implicados, y cuáles se pueden modificar. En ocasiones, una reacción estresante se prolonga por aplazar la toma de decisiones. Para evitarlo, es fundamental conocer técnicas de solución de problemas.
Además, con frecuencia el problema de este trastorno mental se encuentra en la manera en que afrontamos ciertos sucesos y sus efectos, y no tanto en la situación en sí misma. En estos casos, lo más adecuado es regular las emociones negativas, incluyendo las siguientes cuestiones:
Aprender a expresar o prevenir las emociones desagradables. Por ejemplo, quejarse continuamente, sobre todo en el trabajo, no obtendrá un resultado positivo
Incorporar técnicas para afrontar situaciones difíciles, en lugar de anticiparse con todas las preocupaciones posibles. En este sentido, debemos plantearnos estrategias como la frase llave, en la que nos decimos «calma, ¿qué puedo hacer?»; o detener el pensamiento con el «aquí-ahora».
Conocer la veracidad de los pensamientos que causan emociones negativas. En el tratamiento psicológico del estrés averiguamos más sobre estos pensamientos para disminuir su impacto, lo que se conoce como reestructuración cognitiva.
Por último, otro punto importante en la terapia contra el estrés es considerar la posibilidad de exponerse poco a poco al estímulo que lo genera.
Actividades para reducir el estrés del día a día
Existen herramientas y hábitos para disminuir este problema de salud mental, entre los que se recomiendan:
Practicar actividades para distraernos o desviar el foco de atención, por ejemplo, contar hacia atrás o hacer alguna manualidad, realizar ejercicio, incorporar técnicas de relajación, adentrarse en el mindfulness y mejorar la gestión del tiempo.
AC