Familiares preocupados acudían el domingo 30 de octubre a toda prisa a los diferentes hospitales en busca de sus seres queridos, mientras Corea del Sur lloraba al menos 153 muertos, la mayoría adolescentes o veinteañeros que se vieron atrapados y aplastados por una estampida en un estrecho callejón de un distrito de ocio de Seúl donde se había reunido una gran multitud para celebrar Halloween.
Los testigos dijeron que la oleada de gente en la zona de Itaewon provocó el sábado un caos “infernal” en el que la gente caía una sobre otra “como fichas de dominó”. Algunas personas sangraban por la nariz y la boca mientras recibían reanimación cardiopulmonar, según los testigos, mientras otras personas disfrazadas seguían cantando y bailando en la zona, posiblemente ignorantes de la gravedad del suceso.
“Todavía no puedo creer lo que ha ocurrido. Fue como un infierno”, dijo Kim Mi Sung, funcionaria de una organización sin fines de lucro que promociona el turismo en Itaewon.
Kim dijo haber intentado la reanimación cardiopulmonar en 10 personas inconscientes y que se había certificado la muerte de nueve de ellas en el lugar. Las 10 eran en su mayoría mujeres con disfraces de bruja y otros temas de Halloween.
Es el peor desastre registrado en el país en años. Para el domingo en la tarde, las autoridades habían confirmado 153 muertos y 133 heridos. El Ministerio del Interior indicó que la cifra de víctimas podría aumentar en 37 debido a que hay personas muy graves.
Noventa y siete de los muertos eran mujeres y 56 hombres. Más del 80% de los fallecidos tienen entre 20 y 30 años, y al menos cuatro eran adolescentes.
Al menos 20 de los muertos son extranjeros de China, Rusia, Irán y otros lugares. Hay un estadounidense entre los muertos, dijo el Ministerio del Interior en un comunicado.
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