Datos de la Asociación de Ganaderos del Táchira (Asogata) revelan que en el último trimestre de 2021 el consumo per cápita de carne en Venezuela pasó de casi 4 kilos a unos 8 kilogramos, dijo el presidente del gremio Edgar Médina en entrevista con Fedecámaras Radio el 27 de enero 2022.
A pesar de que el país muestre signos de recuperación, la situación sigue requiriendo asistencia humanitaria y millones de personas están en inseguridad alimentaria. El año pasado el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) estimaron que la cifra de 9,3 millones de venezolanos con inseguridad alimentaria podría aumentar “significativamente” tras el deterioro económico de y los impactos de la pandemia.
Para Georgina Harraka, por ejemplo, el consumo de carne disminuyó si lo compara con 2020. “Contábamos con un familiar en el extranjero que nos ayudaba económicamente para poder adquirir más alimentos, pero en 2021 esa ayuda mermó un poco y así mismo el consumo de carne”, cuenta a Crónica.Uno. Los ingresos y las pensiones han quedado en el permiso debido a la dilatada hiperinflación, que apenas cesó en diciembre. Aunque solo los alimentos aumentaron 557 %, según datos del Banco Central de Venezuela.
La dolarización informal de la economía ha brindado cierta “estabilidad” en los precios, sin embargo, muchos también ven cómo deben usar más dólares para adquirir la misma cantidad de bienes. Alberto Figuera es uno de ellos, comenta que tuvo que aumentar el presupuesto para comida, para poder consumir carne todos los días. “Un mercado para mi solo de 15 días en 2020 para esta fecha era equivalente a 50 dólares ahora son $100 y sin lujos”. Los “lujos” son alimentos como leche, jamón o cereales, que ha tenido que sacar de la cesta.
Otros consideran que una menor escasez de alimentos estimuló el consumo. Alejandro, por ejemplo, dice que para él y su familia cercana el consumo de carne mejoró ligeramente con respecto a 2020. “Pudimos adquirir una mayor cantidad de alimentos proteicos, como carne y pollo. Había menos escasez y mayores opciones para elegir”, apunta.
Kervin Casañas le da gracias a Dios porque el año pasado su familia y él pudieran ver una mejora en la nevera. Considera que 2020 fue “más accidentado”. “Consumimos un poco más de carnes rojas, porque hubo precios más estables y obvio hubo más trabajo, que permitió comprar más artículos y en más cantidad”.
El 28 de enero en algunas carnicerías de la ciudad el kilo carne para guisar costaba 5 dólares, al igual que el kilo de carne molida. El de solomo tenía un valor de $6,5. Otros rubros como el pollo costaban $3,80 el kilo, mientras que por un kilo de alas pedían $3,30.
En los últimos 20 años el consumo de carne de bovino en Venezuela disminuyó dramáticamente. Incluso a pesar de la recuperación que registra Asogata el país sigue por debajo de las recomendaciones de la FAO que son unos 23 kilos per cápita al año.
Con datos de Crónica Uno