La Cámara de Diputados argentina comenzó a debatir el jueves un proyecto de ley oficialista para legalizar el aborto en una sesión que se espera que sea maratónica y que movilice a multitudes a favor y en contra.
La iniciativa impulsada por el presidente Alberto Fernández es debatida en la tierra natal del papa Francisco dos años después de que otra propuesta similar naufragara en el Congreso y a un año de que el dirigente peronista llegara al poder con la promesa de habilitar el aborto gratuito.
El proyecto es apoyado por grupos feministas que luego de décadas de lucha esperan que esta vez se haga realidad el derecho de las mujeres y de personas con otras identidades de género con capacidad de gestar a llevar a cabo un aborto seguro hasta la semana 14 de gestación.
Argentina actualmente penaliza a las mujeres y a quienes las ayuden a practicarse un aborto. Las únicas excepciones contempladas por ley son en caso de violación o riesgo para la salud integral de la madre.
Según feministas, la aprobación de la ley del aborto constituiría una conquista simbólica en América Latina, una región donde es “muy castigada” la práctica, con excepción de Uruguay, Cuba, la Ciudad de México, el estado mexicano de Oaxaca, las Antillas y la Guayana Francesa.
La iniciativa busca eliminar los abortos clandestinos causantes de más de 3.000 muertes en el país desde 1983, según el oficialismo. El gobierno advirtió que cada año son hospitalizadas alrededor de 38.000 mujeres por estos procedimientos.
Decenas de integrantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito comenzaron a congregarse en las inmediaciones del Congreso en lo que promete ser una larga jornada de debate que será seguido en pantallas ubicadas afuera del Palacio Legislativo.
Las activistas portan pañuelos y otras prendas de color verde mientras que los grupos antiabortistas, que también se congregarán en las cercanías del Congreso, utilizan el color celeste para que distinguir a su movimiento.
En el marco de la pandemia por el nuevo coronavirus, los partidarios y opositores a la iniciativa se concentrarán en dos secciones diferenciadas y bajo fuertes medidas de seguridad para seguir la votación que tendría lugar en la madrugada del viernes.
“Estoy muy emocionada. Es una demanda histórica y tiene que ver con saldar una problemática de salud pública”, dijo a The Associated Press Laura Salomé, una de las integrantes de la campaña.
Salomé consideró que “existen más posibilidades” de que el proyecto se convierta en ley respecto a dos años atrás «ya que el presidente está a favor y la sociedad se pudo informar, la política también y la demanda es muy grande».
“En 2018 se habilitó el debate pero sabíamos que presidente de entonces (Mauricio Macri) estaba en contra de derecho a decidir”, señaló.
Se da casi por sentado que el proyecto impulsado por Fernández será aprobado en la cámara baja ya que contaría con el respaldo de los 129 diputados necesarios.
Sin embargo, en el Senado el panorama es más incierto al estar integrado por legisladores de talante más conservador. En esa última cámara trastabilló dos años atrás la iniciativa impulsada por el colectivo feminista luego de ser aprobada por los diputados por un estrecho margen.
Esta vez, para garantizar más votos en ambas cámaras, un plenario de comisiones legislativas logró realizar la víspera varias modificaciones al texto del proyecto, entre ellas la inclusión de la objeción de conciencia por parte de las instituciones médicas privadas en las que todos los profesionales de la salud estén en contra de la práctica.
Entre los mayores oponentes a la iniciativa está la Iglesia católica, cuya jerarquía pidió en las últimas horas a los legisladores “un segundo de reflexión frente a lo que significa el respeto a la vida” y sobre el peligro “de la cultura del descarte» expresada por el papa en varias ocasiones.
Según el proyecto, fuera del plazo de las 14 semanas el aborto se podría practicar en dos supuestos: si el embarazo es producto de una violación o si está en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante.
La persona gestante deberá prestar por escrito su consentimiento para abortar por sí sola a partir de los 16 años de edad. Los menores de 16 años necesitarán ejercer «sus derechos a través de sus representantes legales”.
A su vez especifica que “en situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales», los menores contarán con «asistencia letrada».
Durante la jornada también se tratará un programa que contempla ayudas para la mujer embarazada y su hijo hasta los primeros tres años de vida.
Fuente AP
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