Hoy, 17 de diciembre, se están cumpliendo 190 años del fallecimiento del Grande Hombre de América, Simón Bolívar.
Quizás no haya mucho qué decir acerca de la vida, la trayectoria y la obra gigantesca, ciclópea, de este venezolano definitivamente fuera de serie, que nuestros compatriotas no conozcan.
Fue él en sí toda entrega y toda pasión por esta Venezuela a la que tanto amó y sobre la cual desbordó todo su amor por el colectivo nacional, en cuyo nombre acertadamente luchó, sufrió prisiones, persecuciones y derrotas, pero que supo sobreponerse a todas las adversidades para legarnos una patria grande, soberana y, sobre todo, llena de libertad.
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco –ése era su nombre completo- había nacido, como se sabe, en Caracas el 24 de julio de 1783.
Su deceso, en Santa Marta, Colombia, se produjo el 17 de diciembre de 1.783, en medio de la más absoluta pobreza, pues todos sus haberes los había legado a la lucha por la independencia de América.
Tenía apenas 47 años de edad.
En sus momentos de mayor esplendor, Bolívar llegó a ser tal vez el hombre políticamente más poderoso del continente hispano-parlante.
Sin embargo ello, no fue óbice para que, en la práctica, se mantuviera en guardia permanente para la conservación de la libertad de todos aquellos países a los que lideró, con su espada y con su acertada conducción, hacia esa meta tan codiciada por todas las naciones de esa época.
Y, específicamente, por aquéllas a las cuales liberó en tales circunstancias, vale decir, Colombia Ecuador, Perú y Venezuela, y, de paso, fue el creador de Bolivia como nación.
Por cierto que, pocos años antes de su deceso, el Libertador fue designado “dictador vitalicio” de esta última república.
No obstante, su desprendimiento llegó a tanto que, al poco tiempo, él mismo renunció a tal designación, para lo cual alegó que ni el poder ni las ambiciones políticas eran parte de su manera de pensar ni de actuar.
A la memoria del Libertador, dedicamos esta breve nota, con el mayor respeto por él mismo, y por su legado de patriotismo verdadero y de amor por todos sus connacionales.
Reinaldo Gómez
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