Los jugadores del Cardenales de Lara llegaron este viernes al estadio Don Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto, pero esta vez no saltarían a la acción de juego como de costumbre, si no, para despedir a sus compañeros fallecidos Luis Valbuena y José Castillo.
Minutos previos a la llegada de los cuerpos al estadio, el roster completo del equipo se encontraba dentro del clubhouse organizando todo para salir a brindarle un homenaje a los que horas antes estaban con ellos luchando dentro de un campo de juego.
Durante la espera dejaron a exhibir sus rostros, muchos no pasaron de la puerta del dogout. Los lanzadores Osmer Morales y Andrés Machado eran los que salían para hablar con los agentes de seguridad, para pedir información sobre por dónde venía la caravana fúnebre.
El receptor grandeliga Manuel Piña, fue uno de los primeros en colocarse la camiseta del equipo, junto a él estaba el abierto de los Cerveceros de Milwaukee Junior Guerra, quien también quiso dar un último a adiós a sus colegas.
Las sirenas sonaron a las afueras del estadio indicando el arribo de los féretros al estadio. Toda la escuadra larense se trasladó por el túnel interno del estadio para recibir a las carrozas y llevar los cuerpos hasta un altar ubicado en el home plate.
Entraron al terreno por la puerta del jardín izquierdo con las urnas en sus hombros y lágrimas brotando de sus rostros, todos con sus respectivos uniformes desfilaron en silencio hasta llegar a la zona de la misa.
Todos los miembros del club tomaron asiento para escuchar la eucaristía, exceptuando a los infielders Ildemaro Vargas y Juniel Querecuto, quienes desconsolados prefirieron permanecer de pie y desahogar su dolor lejos del grupo.
Uno de los más afectados era el lanzador recién llegado Alexis Rivero, quien no paró de llorar durante todo el acto. Al colocar nuevamente el cuerpo de sus compañeros en las carrozas fue consolado por el resto de sus compañeros.