Me disculparan por la comparación, sin embargo cada día que pasa Venezuela se asemeja al Estado de Israel. Y, ¿por qué hago este símil? ¡Fácil! Pues, día a día, nuestro país se ve rodeado de enemigos… Sí, de enemigos.
La actitud de Guayana de robarnos el Esequibo, y la complicidad de las islas del caribe en este propósito de despojo, nos evidencian que la mayoría de estas republiquitas de salitre no son, en absoluto, amigas de Venezuela y por el contrario siempre nos han visto con recelo y hasta con envidia.
Las islas del Caribe que se beneficiaron de las políticas de «Don Regalón» que aplicó por años el Gobierno nacional, hoy sin ningún reparo le dan la espalda a los intereses venezolanos y cierran filas alrededor de Guyana en la Organización de Estados Americanos.
Y, la peor de todas estas islas es Trinidad y Tobago, una nación de opereta que ha desatado una cruel, inhumana y soez persecución en contra de los venezolanos que emigran hacia ese país. A tal punto llega su xenofobia que sus leyes de inmigración son comparables con la Alemania Nazi, me imagino que ellos también están cuidando su «pureza racial».
No obstante, el Caribe no está solo en este ataque incesante en contra los migrantes venezolanos, sino que gran parte de América del Sur ha venido expresado su rechazo hacia nuestros connacionales. No es para nada nuevo ver por las redes sociales las manifestaciones de odio contra nuestros hermanos en Perú, Chile, Ecuador y hasta en Colombia.
Amenazan a los venezolanos, como ha sucedido con panfletos distribuidos por localidades colombianas, linchamientos en las calles como los acaecidos en Perú, y agresiones puntuales como las que hemos visto en Chile y en Ecuador. Todas estas son demostraciones del desprecio que los ciudadanos de estos países tienen contra los venezolanos.
Además, vemos posiciones duras de los gobiernos de Chile, Perú y Ecuador que desfavorecen a los venezolanos. Por ejemplo, el gobierno de Sebastián Piñera en Chile anunció que no iban a suministrarles vacunas contra el Covid-19 a los venezolanos indocumentados, el gobierno peruano movilizó su ejército para rechazar la entrada de más venezolanos a su país. Sin duda, nos odian.
A los peruanos se les olvidan que muchos de sus connacionales venían a Venezuela a buscar el futuro que se les negaba en el Perú, a los chilenos que huían de la dictadura se les olvida que aquí eran bien recibidos, a los colombianos – quienes más se beneficiaron de la bondad venezolana – se les tiene que recordar que llegaban por millares a Venezuela en busca de una vida mejor, tras escapar de la guerra cruenta que se vivía en su tierra.
Hoy ningún de ellos reconocen la solidaridad de los venezolanos ante sus momentos de desgracia. Hoy, todos ellos, nos tratan como «leprosos», como indeseables a pesar que antes éramos vistos como los millonarios de Sudamérica, aquellos que llegaban a todas partes con los «petro-dólares».
Tal vez, por la bonanza venezolana de otros tiempos, todos estos países – en los más profundo de su ser – siempre nos han tenido resentimiento y desprecio, y ahora que caímos en las horas amargas sacan sus verdaderos sentimientos contra nosotros. Esta es la única razón que le encuentro a todo esto.
Sin embargo, ya sea por cualquier razón, los venezolanos no podemos olvidar lo que nos están haciendo ahora, no podemos ignorar los casos como el de Orlando Abreu cruelmente asesinado en Perú. Vendrán tiempos mejores y allí tendremos que recordarles a todos aquellos que nos atacaron hoy que «verdugo no pide clemencia».
¡Para mí el guarapo dulce, el café amargo y el chocolate espeso!
www.dionisiosolorzano.blogspot.com / @jdionisioss