El presidente Bashar Assad y su esposa Asma, muestran mejorías en su recuperación tras presentar síntomas leves y haber dado positivo al COVID-19. Un portavoz de su gobierno, indicó que siguieron trabajando desde casa y regresarán a sus actividades normales una vez den negativo al coronavirus.
Siria ha sufrido 16.656 casos del coronavirus, incluyendo 1.110 decesos en zonas controladas por el oficialismo, aunque lo más probable es que las cifras reales sean mucho más altas, particularmente en el norte donde el gobierno no controla.
Assad, de 55 años y su esposa Asma, de 45, se han practicado las pruebas y “gradualmente están regresando a la normalidad”, dice el comunicado de la presidencia. “Están en la etapa de recuperación”.
La primera dama sufrió de cáncer de seno y en el 2019 anunció que se había recuperado.
La pandemia, que ha afectado incluso a países desarrollados, ha sido devastadora para el sistema médico de Siria, ya dilapidado por años de guerra civil.
Siria ha estado sumida en una guerra civil desde hace 10 años, cuando una ola de protestas contra el gobierno, parte de la llamada Primavera Árabe, se convirtió en una insurgencia frente a la represión oficial. Cientos de miles de personas han perdido la vida y millones han tenido que abandonar sus hogares.
Días atrás, Siria inició una campaña de vacunación. El ministro de salud afirmó que el gobierno consiguió las vacunas de un país amigo al cual declinó identificar. No se ha revelado si Assad, quien asumió las riendas del gobierno tras el fallecimiento de su padre en el 2000, o algún otro miembro de su familia han sido vacunados.
DS con información de AP/Foto: AP