Este lunes, un tribunal argentino inició la audiencia de dos monjas y varias exempleadas laicas del Instituto Antonio Próvolo de la provincia de Mendoza en el marco de una causa por abusos sexuales a menores sordos por la que dos sacerdotes católicos recibieron históricas condenas a prisión.
El tribunal de Mendoza, ciudad situada a unos 1.000 kilómetros al oeste de Buenos Aires, celebró la primera audiencia del juicio a la monja japonesa Kumiko Kosaka por seis presuntos hechos de abuso sexual agravado y corrupción de exalumnos menores de edad, y a la también religiosa Asunción Martínez acusada de no haber denunciado los supuestos vejámenes.
A causa de la pandemia del nuevo coronavirus sólo están presentes fiscales y abogados. Además otras siete mujeres que cumplieron funciones directivas y administrativas en el Instituto Antonio Próvolo para niños sordos y con problemas de audición de la localidad mendocina de Luján de Cuyo -hoy clausurado- tendrán que explicar su papel como presuntas entregadoras de los menores.
Así como facilitadoras y encubridoras de los hechos. Las acusadas son Graciela Pascual -exrepresentante legal del centro-, la psicóloga Cecilia Raffo, la cocinera Noemí Paz y las exdirectoras Gladys Pinacca, Valeska Quintana, Cristina Leguiza y Laura Gaetán.
Con excepción de Kosaka, de 46 años y quien cumple prisión preventiva en su domicilio, las imputadas llegan en libertad al juicio, que se estima que se prolongará por cinco meses.
Proceso Penal
Este es el segundo proceso penal al que son sometidos exmiembros del colegio clausurado luego de que en 2016 fue sacudido por el escándalo generado por las denuncias de violaciones y otros abusos a niños -ahora mayores de edad- que salpicaron principalmente al octogenario cura italiano Nicola Corradi y al argentino Horacio Corbacho.
En 2019 ambos fueron condenados a 42 y 45 años de prisión respectivamente, las penas más altas recibidas por sacerdotes católicos en Argentina. La Corte Suprema de Mendoza ha ratificado las dos condenas.
El juicio que tiene lugar ahora busca arrojar luz a una supuesta red de complicidad y silencio en torno a las vejaciones ocurridas a más de una decena de menores entre 2005 y 2016.
Sergio Salinas, abogado de la organización humanitaria Xumek -querellante en la causa- dijo a The Associated Press que la primera audiencia judicial “fue fructífera porque se ha declarado abierto el debate” rodeado de “tantas expectativas, tantas personas y en el marco de una pandemia… eso da por delante mucho esfuerzo pero la tranquilidad de que se ha podido hacer”.
El letrado indicó que en esta etapa la querella y la fiscalía mendocina todavía no solicitarán las penas para los acusados. El tribunal escuchará los testimonios de las supuestas víctimas que fueron grabados bajo el sistema de Cámara Gesell en una habitación especial mientras eran observadas por psicólogos.