En abril de 2019, el presidente Donald J. Trump, resolvió ponerle fin al acuerdo que permitía a los beisbolistas cubanos firmar contratos, directamente, con equipos de las Grandes Ligas. El convenio revocado, suscrito en 2018 por iniciativa del presidente Obama, incluía el derecho de tal Federación a percibir “prima de traspaso” equivalente al 25%, de cualquier bonificación devengada por cada pelotero, una vez concretado su fichaje con equipo profesional de Estados Unidos.
La Major League Baseball, tiene con su equivalente de Japón, convenio similar al mencionado en primer término. Los peloteros japoneses no son elegibles como agentes libres sino después de sobrepasada determinada edad, pasantía de nueve años como jugadores y pago de su correspondiente “prima de traspaso”. Pero, en Japón, la beneficiaria de estas últimas es la referida liga, entidad totalmente controlada por particulares, mientras que la Federación cubana, por muy privada que se pretenda no es más que apéndice de la tiranía castrocomunista. De allí que, el pago de la “prima” en cuestión debe presumirse a favor del gobierno de Cuba y, por ende, en violación del famoso embargo o bloqueo, que pesa desde 1960.
En la revocatoria del señor Trump, además de esto último, privó la pésima reputación del gobierno castrocomunista en lo que se refiere al trato vejatorio que les dispensa a sus propios trabajadores en misiones en el extranjero. En un comunicado oficial, el alguna vez ministro de Economía de Cuba, José Luis Rodríguez, reportó que los ingresos en la Tesorería Pública por los servicios médicos prestados a terceros Estados, en el extranjero, promedian los US $ 11.543 millones anuales. Lo que no dijo el alto funcionario, fue que tal suma es producto del robo descarado, de más de las tres cuartas partes de los salarios de los trabajadores cubanos que faenan costa afuera.
Carecía de sentido, acotamos, estigmatizar, de ninguna forma, ni a un solo trabajador-esclavo, víctima de tal trata. Lo pertinente era denunciar, como lo hicimos varias veces, la práctica que a la postre, ambos gobiernos felones, adoptaron como política de Estado.
Cuando a comienzos de la llamada Revolución Bolivariana, se anunció la suscripción de un fementido “Acuerdo Integral de Cooperación” firmado con el gobierno de La Habana, este cronista, advirtió que sus cláusulas configuraban esclavitud contemporánea en perjuicio de los galenos cubanos, enviados a Venezuela (Cfr. “El Universal” 6 de noviembre de 2000)
Dos Relatorías Especiales de Naciones Unidas, la primera, sobre las Formas Contemporáneas de la Esclavitud y, la segunda, Sobre la Trata de Personas, tardaron 19 años -hasta noviembre de 2019, exactamente- en documentar lo que siempre estuvo a la vista. La consabida molicie de casi todo integrante del servicio exterior es historia que relataremos en otra oportunidad.
Más reciente, un juez federal afirmó la jurisdicción de los tribunales de Estados Unidos para dirimir la demanda que por alrededor de US $ 72 millones, intentó un grupo de trabajadores de la salud, cubanos, contra la Organización Panamericana de la Salud, OPS, por su presunto papel en la esclavización y tráfico humano entre 2013 y 2018.
El mencionado ente multilateral, se prestó como “tapadera” o mamporrero, en “Mais Médicos” un programa tan espurio como el “Acuerdo Integral de Cooperación”, antes referido, por medio del cual se sometieron a la esclavitud más ominosa a alrededor de cinco mil trabajadores cubanos de la salud, enviados a Brasil.
La revocación del aludido acuerdo entre las Ligas Mayores de EE.UU., y la Federación de Béisbol de Cuba, más la abominable práctica del gobierno de la Isla de convertir en mano esclava su propia fuerza laboral, me vienen a la memoria, ahora, que del “Campeonato Mundial de Béisbol Sub-23” que se celebra en México, desertaron -o más bien, se autoliberaron- siete peloteros del seleccionado de Cuba. Pero las autoridades de esta última han descubierto que tales evasiones no fueron a causa de sus prácticas represivas, ni de su colosal fracaso económico, ni que sus ciudadanos no vislumbren futuro, ni a su impúdico esclavismo. Descubrieron, sencillamente, que el culpable de la mencionada estampida de peloteros es mister, Trump. Lo de siempre, porque los culpables de todo lo malo, que ocurre en los gobiernos narcocomunistas, son el Imperialismo y los imperialistas.