Uno de los jugadores más determinantes de La Vinotinto del futsal durante los tres partidos de la fase de grupos en el mundial de la categoría disputado en Lituania, ha sido Alfredo ‘Chavela’ Vidal, quien por cosas de la vida, tuvo que pasar por momentos difíciles para estar al frente del combinado patrio dando lo mejor de sí mismo.
Con dos goles, uno para darle el triunfo ante la anfitriona Lituania y otro para empatar agónicamente ante la fuerte Uzbekistán, Vidal no se imaginaba que tras romperse los ligamentos cruzados de su rodilla derecha durante el sudamericano a principios de 2020, iba a estar para aportar para La Vinotinto.
Esta durísima lesión iba impedir jugar en el Mundial que estaba pautado para septiembre de 2020, pero la pandemia de la COVID-19 le permitió recuperarse y estar en la gesta deportiva reivindicándose por todo lo alto.
Sintió que todo cambió de repente
Chavela sintió que algo andaba mal, miró para el banco y pidió el cambio. Al costado del parqué, habló con el médico e intentó un pique en velocidad, “pero la rodilla se me fue”. Adentro, Venezuela seguía batallando contra Chile por su primera clasificación para un Mundial de Futsal.
“Me calmé e intenté sumar desde afuera, pero queriendo estar en el tabloncillo pese a que no podía”, cuenta Vidal. “Con el pitazo final me olvidé del dolor, de la tristeza por los proyectos que podían demorarse, y me puse a festejar», agrega el ala de 27 años, quien aportó un gol para la gesta, ante Bolivia.
Con esa victoria sobre Chile por 3-2, en el cierre de la fase de grupos de la eliminatoria sudamericana, Venezuela no solo avanzó a las semifinales del torneo, sino también logró la histórica clasificación al Mundial de Lituania. “Fue una sensación demasiado enorme, me llenó de felicidad a mí y todos los que amamos el futsal venezolano”.
Los días posteriores
Horas más tarde, el 7 de febrero, confirmó lo peor. “Me había roto los ligamentos cruzados, y la recuperación demandaría 6 meses. Si bien el Mundial era en septiembre, iba a llegar ajustado”, cuenta Chavela, apodo que heredó de una telenovela mexicana.
Vidal, que tenía casi arreglada su salida de Perú para jugar en Argentina, actual campeón mundial, sufrió como espectador las derrotas con Brasil en semifinales y con Paraguay en la final de consolación, regresando como héroe junto a sus compañeros a Venezuela, donde se operó el 14 de febrero.
“Empecé la recuperación en Caracas con el fisioterapeuta de la selección absoluta. ‘Si trabajas duro, llegarás al ciento por ciento al Mundial’, me dijo, pero algunos dudaban. En realidad, el calendario parecía forzado”, explica.
“Pero soy un hombre de fe, y el tiempo de Dios es perfecto: apareció la pandemia, algo que jamás desearía, dándome el tiempo necesario para volver en plenitud”.
Sanar donde comenzó todo
La COVID forzó a Vidal a regresar a su Guanare natal, y al barrio donde surgió y creció su amor por el futsal. “Mi papá fue profesional en fútbol de campo, pero cerca de mi casa había una cancha de fútbol sala muy buena. Desde los 5, pasaba todo el día ahí. Es un barrio bien ‘futsalero'».
Allí, donde todos lo conocen simplemente como Chavela, hizo sus primeras armas como un ala con mucho poder gol, que a los 15 años tuvo su primera oportunidad seria sobre el parqué, dejando de lado definitivamente el sueño del fútbol 11.
“Durante un torneo nacional, surgió la chance de ir a un equipo profesional en Caracas, pero también a un módulo con una selección sub-18. No quedé porque era el más pequeño, pero todo me inclinó hacia el futsal”.
A fuerza de goles llegó la posibilidad de emigrar a Costa Rica, “algo que no quería porque soy muy familiero”. De ahí saltó a Perú, donde también hizo goles a granel. “Irme me ayudó como deportista, pero sobre todo como persona. Extrañé mucho, pero lo usé como motivación para hacer feliz a mi familia”.
En Guanare, entonces, conoció la noticia de la postergación del Mundial para 2021. “Claro que no quería una pandemia, pero uno debe sacar el lado positivo de las cosas, y a mi favoreció para recuperarme con calma y estar listo para representar a mi país”.
Y fue en la cancha en la pasó horas de niño donde volvió a jugar en octubre de 2020. “Lo hice sin miedo, me solté al máximo y todos coincidieron en que estaba de vuelta. Acá, en mi lugar, me di cuenta que estaba para competir otra vez”.
El desafío por delante
Vidal y la selección han demostrado ser un grupo muy unido y aguerrido durante los tres encuentros de la fase de grupos, «Es ilusionante saber que afuera hay mucha gente pendiente de nosotros».
Este miércoles a la 1:00 pm de Venezuela, será hasta el momento el desafío más importarte de la selección venezolana de futsal, jugará los octavos de final del mundial ante Marruecos. Vidal está consciente que ahora cada partido lo vivirán como una final y que no tiene nada que perder.
DS/Foto: Cortesía FIFA