Millones de personas en países en desarrollo desde Latinoamérica a Oriente Medio esperan más dosis de la vacuna rusa Sputnik V, luego de que los problemas de fabricación y otros contratiempos hayan creado parones enormes en las campañas de inmunización.
Una empresa estimó que Rusia ha exportado solo el 4,8% de las cerca de 1.000 millones de dosis que prometió.
El director del fondo ruso controlado por el estado que invirtió en la vacuna insistió el miércoles en que los problemas de suministro se han resuelto.
Venezuela, que decretó el uso de la Sputnik para mayores de 50 años, ordenó 10 millones de dosis en diciembre de 2020, pero ha recibido poco menos de 4 millones. El primer envío a Argentina, el primero del hemisferio occidental en administrar la fórmula rusa, llegó el 25 de diciembre, pero sigue esperando gran parte de los 20 millones de dosis que compró.
“Tenía mucho tiempo ya, muchos meses, angustiada porque (la vacuna) iba a llegar, (luego) no iba a llegar, que iba a esperar, que no iba a esperar”, contó Esperita García de Pérez. “Lo que uno quiere (…) es tener la seguridad y la esperanza de que si va a llegar la cosa”.
Lanzada en agosto de 2020 y bautizada con el nombre del primer satélite de la historia como símbolo de la vanguardia científica rusa, Sputnik V ha sido aprobada en unos 70 países. A principios de año, los medios estatales rusos reportaron triunfantes su “conquista del mundo”, mientras Moscú la comercializaba de forma agresiva luego de que las naciones adineradas acapararon las desarrolladas en Occidente.
Durante un tiempo fue “la única opción disponible”, dijo Judy Twigg, profesora especializada en salud global de la Universidad de la Commonwealth de Virginia, añadiendo que la ventana de oportunidad de Rusia “para proclamarse como la auténtica salvadora» en la pandemia ha desaparecido.
Al contrario que otras vacunas contra la covid-19, la primera y la segunda dosis de esta son distintas y no son intercambiables. Su fabricación en Rusia se ha visto empañada por reportes de problemas de producción, especialmente en la elaboración de la segunda parte. Los expertos apuntaron a la limitada capacidad de producción además de al hecho de que el proceso es muy complejo.
La Sputnik es una vacuna de vector viral que utiliza un virus anulado que transporta material genético para estimular al sistema inmunológico. Los fabricantes no pueden garantizar una producción estable porque trabajar con ingredientes biológicos implica una serie de variables en términos de la calidad del producto terminado.
Solo se han exportado 48 millones de dosis
Airfinity, una firma de análisis de datos científicos, estima que 62 naciones tienen acuerdos de suministro para un total de 1.000 millones de dosis de Sputnik V, pero hasta el momento solo se han exportado 48 millones. No estuvo claro si esas dosis debían entregarse en 2021 o a más largo plazo, añadió.
El Fondo de Inversión Directa de Rusia, que financia y vende la vacuna en el extranjero y tiene contratos de producción con 25 plantas en 14 países, dice que “cumple plenamente con los contratos de suministro de Sputnik V, incluyendo el segundo componente, tras un exitoso aumento de la producción en agosto y septiembre”.
En una entrevista con The Associated Press, el director general del fondo, Kirill Dmitriev, afirmó que todos los problemas de producción “se han resuelto por completo. Todos los problemas con el segundo componente están resueltos en todos los países”.
“No hay un solo fabricante de vacunas en el mundo que no haya tenido problemas con las entregas», afirmó.