La falta de sueño incrementa el riesgo de obesidad o diabetes y algunos investigadores, como proponía el investigador de la Universidad de Stanford (EE UU) Luis de Lecea en EL PAÍS, afirman que se debería considerar “un problema de salud pública». No obstante, medir con precisión cuánto y cómo duermen los ciudadanos en su vida diaria es complicado y los resultados del estudio de la falta de sueño en la salud no siempre han sido concluyentes. Como tendencia general, parece que tanto un exceso como un defecto de sueño respecto a las siete u ocho horas diarias recomendadas están relacionados con un incremento de la mortalidad. Pero además, los científicos quieren saber si el fin de semana puede servir para compensar las noches con menos horas de sueño de la semana laboral.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU) ha tratado de medir los efectos de dormir sin límites durante el fin de semana para compensar los problemas metabólicos de dormir poco entre semana. En un estudio liderado por Kenneth Wright que se publica hoy en la revista Current Biology explican que repartieron a los voluntarios que participaron en el experimento en tres grupos. En el primero durmieron nueve horas al día durante nueve noches, en el segundo cinco horas al día durante la semana y todo lo que quisieron durante el fin de semana y en el tercero cinco horas durante los nueve días que duró el experimento.
Las personas de los grupos que dormían menos solían picar más después de la cena y tuvieron un incremento de peso. Esta tendencia se redujo durante el fin de semana en el grupo que tenía esos dos días para recuperar el sueño perdido durante la semana, pero después sufrieron un rebote. Las comidas fuera de horas aumentaron, subió el peso y se redujo la sensibilidad a la insulina, una hormona esencial para asimilar en los músculos o el hígado el azúcar que obtenemos de los alimentos. La resistencia a la insulina está en el origen de la diabetes. A este efecto, los autores añaden que quienes recuperaron las horas del sueño durante el fin de semana también sufrían consecuencias negativas al retrasar su reloj circadiano. “Este descubrimiento es algo imprevisto y muestra que el tiempo de recuperación del sueño durante el fin de semana probablemente no sea una medida efectiva para contrarrestar los problemas metabólicos cuando la pérdida de sueño es crónica”, apuntan los autores.
Dolores Corella, investigadora de la Universidad de Valencia y jefa de grupo del CIBEROBN (un grupo de investigación dedicado a la obesidad y la nutrición), explica que este tipo de trabajos han estado rodeados de controversia. “Al principio se decía que había que mantener un patrón estable, pero estudios más recientes, en particular uno sueco, donde seguían a más de 40.000 personas en los que algunos dormían poco durante la semana y durante el fin de semana, otros dormían bien con un patrón constante y otros que recuperaban sueño durante el fin de semana, han visto que se puede recuperar y que importa la media”, afirma. “Esta corriente ahora se estaba imponiendo”, añade. Sobre el estudio estadounidense en particular, Corella apunta que siendo un estudio de poca duración y con pocos sujetos, se deben tomar los resultados con cautela antes de extrapolarlo a la sociedad en general.
El País